Entre festivales y la cartelera comercial, el cine mexicano ofreció al público películas dignas de atender por diversos motivos. Al igual que otros listados, nuestra intención es contribuir a ampliar la discusión y el debate cinéfilo, así como a poner en el mapa aquellos títulos que quizá se le escaparon al espectador.
Las películas que aparecen en la lista de Spoiler ofrecieron también la oportunidad de ser conversadas. Y eso, la charla, es algo que se extrañó luego de los distanciamientos obligados por la pandemia. De los filmes que abonaron a las pláticas están los que nosotros consideramos relevantes por diferentes razones. Hubo títulos que se quedaron fuera, pero no quiere decir que sean malos. Simplemente elegir es renunciar, ¡y no se pueden elegir todas!
Huesera, de Michelle Garza Cervera
A través del género de terror, respaldada en un extraordinario trabajo de fotografía por parte de Nur Rubio Sherwell, la directora nos narra cómo vive su embarazo Valeria (Natalia Solián), una mujer que se ve amenazada por un ente esquelético mientras que todo truena a su alrededor. Los huesos del pollo, por ejemplo, truenan. Pero eso es el horror aparente de lo que en verdad asusta: la opresión tribal de la familia para tomar decisiones sobre su vida y la imposición de una maternidad tradicional, misma que cuestiona la realizadora con un gran trabajo cinematográfico.
El norte sobre el vacío, de Alejandra Márquez Abella
Con inteligencia, mención aparte a los extraordinarios diálogos, el guion escrito por la directora en conjunto con Gabriel Nuncio recorre caminos arriesgados que obligan al espectador a jugar con la intriga y el asombro. En primera instancia parece que veremos un thriller sobre quién de la familia puede quedarse con la hacienda del señor Reynaldo (Gerardo Trejoluna), sin embargo después vemos que la trama apunta hacia otro lado con la aparición de hombres violentos que le exigen dinero a cambio de protección. Tampoco se puede dejar pasar la actuación de Paloma Petra.
Malintzin 17, de Mara y Eugenio Polgovsky
Este trabajo póstumo de Eugenio Polgovsky recorrió festivales a lo largo del año con buenos comentarios por parte de la crítica. No es para menos. Su sensibilidad para retratar y narrar la vida es perfectamente absorbida por su hermana Mara. Con una profunda sincronía emocional, ella viva y él fallecido, ambos crearon este documental que muestra el lado íntimo de la conexión amistosa entre el director y su pequeña hija al interior de su hogar, así como los días de una paloma cuyo nido construyó en el cableado eléctrico al exterior del departamento que habitaron.
Las hostilidades, de Sebastián Molina
Mientras que la sociedad polariza sus posturas respecto al funcionamiento del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el director centra su atención en los habitantes de Santa Lucía, territorio donde se asienta la terminal aérea. Sin ser invasivo ni distante, Molina muestra a la población local siendo víctima de la violenta hostilidad que envuelve a esta región mexiquense olvidada por las autoridades. Más allá de pensar en aviones, se ocupan y preocupan de su supervivencia, mayor aún cuando son invisibles para el resto de la nación.
Temporada de campo, de Isabel Vaca
La vida de campo es sinónimo de libertad, entusiasmo e ilusión para Bryan, un niño que crece entre la tradición vaquera de una ranchería mexicana. Sueña con ser el mejor vaquero y para ello aprende día tras día los trabajos que llevan a cabo sus mayores, a quienes contempla y respeta con admiración. Mediante la infancia de este pequeño, la directora nos aproxima a la niñez rural que se siente orgullosa de sus raíces y de los oficios que desempeña su gente cercana.
Observar las aves, de Andrea Martínez Crowther
La directora recurre al falso documental para contar la historia de Lena (Bea Aaronson), una mujer que es diagnosticada con Alzheimer y pide la ayuda de Andrea (interpretada por la propia Martínez Crowther), directora de cine, para testimoniar la evolución de la enfermedad y su deterioro hasta perder la memoria. Esta obra puede apreciarse también como un ejercicio autobiográfico de la realizadora debido a que en la vida real afrontó y sobrellevó el Alzheimer junto a su madre.
Un lugar llamado música, de Enrique M. Rizo
El reconocido compositor Philip Glass se siente atraído por escuchar y conocer a detalle la música de la comunidad Wixárika. Su deseo de acercarse a esos sonidos es cumplido cuando conoce a Daniel Medina, violinista de dicha población indígena. Ambos entablan una colaboración musical con recitales que comparten con público en Nueva York. Detrás de ese intercambio cultural a partir de instrumentos como el piano y el violín, se asoma una comprensión mutua por el valor espiritual y emocional que cada uno le da a la música en su relación con la vida.
Zapatos rojos, de Carlos Eichelmann Kaiser
Tacho (Eustacio Ascacio) es un anciano hombre de campo, del campo más ignorado y menospreciado por los gobiernos. Un día recibe la noticia de que su hija fue asesinada y tiene que recoger el cadáver en Ciudad de México. Con ese dolor a cuestas emprende una travesía de burocracia e indolencia en una urbe que parece despreciar a una persona de la tercera edad y del ámbito rural. Damiana, una joven prostituta, es una mujer que lo trata con humanidad, y viceversa, en los instantes más lacerantes.
Mal de ojo, de Isaac Ezban
Siendo un género tan menospreciado y poco agraciado por los productores para explotarlo, el terror se asomó con la propuesta de alguien que le sabe al asunto, tal es el caso de Ezban. Una cualidad de esta película, por la cual aparece en este listado, es el rescate de la tradición oral de aquellas historias que forman parte de nuestra sugestión respecto al horror. En este caso es llevada a un plano que además pone sobre la mesa el tema de los matriarcados tóxicos entre las propias mujeres.
Pinocho, de Guillermo del Toro
La obra literaria de Carlo Collodi se la apropia el director mexicano para poner el sello de su autoría con esta versión a la que dota de cine clásico (como Frankenstein, de James Whale). Siendo una coproducción mexicoestadounidense, el talento nacional es de mencionarse por la calidad técnica de la animación desarrollada por el proyecto de El Taller de Chucho. De la mano y sensibilidad del realizador, las marionetas cobran vida para contar una historia que, entre varias reflexiones, comprende a la pérdida como un principio para vivir.
50 (o dos ballenas se encuentran en la playa), de Jorge Cuchí
Tuvo su estreno comercial en este 2022. La ópera prima del director se concentra en el riesgo y peligro de los juegos virales entre la población juvenil. Bajo ese contexto apunta hacia los problemas que viven Elisa (Karla Coronado) y Félix (José Antonio Toledano), dos jóvenes decididos a cumplir el reto de suicidarse. Cada uno enfrenta conflictos internos y en sus hogares que los motivan a tomar con seriedad un juego nada divertido al mismo tiempo que el amor aparece en su camino.