En 2017, Netflix se dio el lujo de estrenar su propia Breaking Bad. Después de la prueba de House of cards que dejaba en claro que los guiones de las producciones originales de la plataforma podían ser bien sólidos, llegó esta historia protagonizada por Jason Bateman, Laura Linney y una poco conocida Julia Garner. Rápidamente, la ficción se ubicó entre lo mejor que dejó la N desde su explosión en el mundo del streaming.
Después de cuatro temporadas (la última dividida en dos partes de la que solo se vio la primera), este viernes llegará a Netflix la entrega final de Ozark. Serán 7 episodios que le pongan el punto final a la historia de los Byrde, la familia encabezada por Marty Byrde que comenzó como un simple engranaje dentro del cartel de Navarro y terminó volviéndose crucial al punto de convertirse, ellos mismos, en una de las familias más poderosas de los Estados Unidos.
Una de las grandes incógnitas que dejó la tanda anterior de episodios pasó por la necesidad de saber qué iba a pasar con los Navarro, con Omar en prisión y Javi intentando quedarse con su lugar, y cómo iban a hacer los Byrde para escapar de una vez por todas de la vida de narcos para comenzar una más normal. Éste será el punto de partida para un cierre que, nobleza obliga, no es tan sólido cómo venían siendo las entregas anteriores.
Julia Garner como Ruth Langmore. (Netflix)
La inteligencia que caracterizó a los libretos anteriores queda un tanto opacada por lo que parece ser un cierre apresurado y lleno de arbitrariedades. Varias de las resoluciones se dan porque sí o no tienen demasiada construcción, pero además, Ozark comete el pecado de sumar nuevos personajes en una la de poder que o no se habían mencionado o no parecían ser tan importantes, que de golpe se convierten en figuras clave dentro del cartel. Todo, para llevar a un final que hará recordar a Los Soprano y su fundido a negro. Si bien la serie de Netflix no tendrá un cierre tan ambiguo no se sentirá, precisamente, tan cerrado como se hubiera esperado.
+El balance de Ozark
Marty y Wendy Byrde. (IMDb)
Más allá de este final que, a criterio de quien escribe, deja un sabor agridulce, lo justo es decir que esto no llega a manchar ni opacar la que es y será una de las mejores series surgidas en Netflix. Ozark se construyó a base de interpretaciones magistrales (ni hablar del descubrimiento de Julia Garner) y libretos traducidos en una serie alucinante, con una fotografía muy destacada y un nivel de crudeza apoyado en escenas híper violentas que nos hacen creer lo imposible: que una familia de clase media se puede convertir en la realeza del mundo criminal.
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