Asa Butterfield, Gillian Anderson y Alistair Petrie son algunos de los actores de Sex Education que han comenzado su carrera muchos años atrás y que continúan sumando éxitos a su filmografía. Sin embargo, para la mayoría del reparto que interpreta a los estudiantes de Moordale esta fue su primera experiencia en el mundo del streaming y han alcanzado una popularidad que nunca antes habían vivido.

Buena parte de este grupo de jóvenes tiene una historia muy compleja detrás que el mundo desconocía hasta que llegaron a Netflix. Por ejemplo, Ncuti Gatwa -que interpreta a Eric- debió escapar con solo dos años del genocidio de Ruanda junto a sus padres. O George Robinson, actor que le da vida a Isaac, que sufrió un terrible accidente jugando al rugby que lo dejó tetrapléjico y que luego de tantos meses internado terminó contrayendo tuberculosis.

Luego de que conversara con el diario The Independent, esta vez el protagonista fue Connor Swindells, el artista que se puso una vez más en la piel de Adam Groff para mostrar una gran evolución en su personaje que comienza a vivir a pleno su sexualidad. Pero no siempre se dedicó a la actuación, de hecho, fue una pasión que descubrió siendo adolescente. Su historia de vida es muy dura: con solo nueve años perdió a su madre que luchó contra el cáncer y se quedó viviendo solo junto a su padre y su abuela.

De un momento a otro, mi abuela cuidaba a dos niños: mi papá y yo. Pasamos de ser una familia de clase media a ser de clase muy, muy trabajadora. Mi padre lamentablemente es discapacitado y no podía trabajar, así que luchamos para arreglárnoslas”, reveló el actor británico que también se lució en Emma. Y casi como sucede con su personaje en Netflix, algo similar vivió en su vida personal: “Empecé a boxear probablemente para determinar mi masculinidad cuando era adolescente, para así enorgullecer a los hombres que admiraba”.

Todo el sufrimiento por la muerte su madre, su rebeldía y su necesidad de demostrar qué tan hombre era lo llevaron a involucrarse en el boxeo con intenciones de profesionalizarse en la disciplina. Pero la actuación irrumpió en su vida y marcó un antes y un después. “Cuando comencé en la industria, sentía mucho dolor por lo de mi madre y lo manifesté consiguiendo papeles de personas que han pasado por situaciones similares”, concluyó.