Hay carteles que no le hacen justicia a las películas. Uno de ellos es el que promociona a Háblame de ti. El diseño y la idea de ese material puede alejar al público de la sala porque se presta a la interpretación de que es una comedia juvenil que se desarrolla únicamente en aulas escolares. Así como hay un sector que gusta de contenidos mexicanos en ese tono, existe otro que le huye a esa oferta. Así las cosas, el póster de este título es engañoso para el espectador e injusto para la propia película.
Si el asistente al cine vence la barrera de no dejarse influenciar por el cartel, se encontrará con una historia ligera hasta cierto punto. En un momento dado, la trama apunta hacia uno de los principales flagelos que enfrenta la sociedad mexicana desde hace décadas: la figura paterna.
Chava (Germán Bracco) es un adolescente que enfrenta un periodo de búsqueda de su propia identidad. Desde su poca suerte en el amor hasta los secretos familiares, el chico transita en un camino de dudas, inseguridades e inquietudes. En ese trayecto aparece Brujita, una admiradora secreta que le envía mensajes. Pero también hace acto de presencia Carlos, uno de sus compañeros de natación que motiva a cuestionarse su sexualidad. A esos panoramas que ponen en jaque sus conflictos internos se suma la relación que lleva con Álvaro (Julio Bracho), su padre.
Es en esa relación padre-hijo en la que el director Eduardo Cortés centra su intención y da sentido al título de su ópera prima. Para llegar a ello se respalda en un contexto juvenil identificado específicamente en Ciudad de México, una entidad en la que se manifiesta menosprecio y juicios hacia los jóvenes calificándolos de “ninis”, “generación de cristal” y “flojos” sin cuestionarnos qué sucede a su alrededor, o pensar en las complicaciones propias de una edad que los adultos olvidamos como transitoria.
Detrás del interés por ahondar en ese tema, Eduardo Cortés quiso acercarse a su padre fallecido mediante la película. No tuvo la oportunidad de tener una conversación como la tienen sus protagonistas, de ser un hijo que confronta a su papá pidiéndole que le hable de él y saber quién es en realidad, por qué es cómo es. Esa invitación a desmenuzar a la figura paterna mediante una petición confrontativa pone un dedo en la llaga de juventudes mexicanas que deambulan en sus crisis existenciales sin padres a los cuales acudir aunque sea para ser escuchados. Habrá chicos que los tengan presentes, sin embargo distantes en el trato afectivo.
Probablemente el tramo final de Háblame de ti resulte tenue y condescendiente con el hombre-padre que es Álvaro, e incluso puede criticarse que en medio de esa relación con Chava queda atrapada Laura (Arcelia Ramírez), la mujer-madre cuyas emociones no son nada menores ante la situación que se revela y termina siendo una perjudicada más del universo masculino que coloca como espectadoras a las mujeres. De hecho, es pertinente preguntarse por qué se le perdonan tantas cosas a los hombres en nuestra cultura.