Siguiendo los sucesos de la primera película de Prime Video, Sayen es “ahora, injustamente, una de las criminales más buscadas del país. Por eso llega al Desierto de Atacama siguiendo una pista en su misión en contra de Actaeon, la organización multinacional responsable por la trágica pérdida de su familia y la destrucción de ecosistemas a lo largo de Chile. Ahí, ella encontrará nuevos aliados quienes se unirán a su viaje para acabar con Acteon y su director, Máximo Torres.”

Puede que la primera entrega sea la película latina más vista de Prime Video en el mundo, pero Sayen: La Ruta Seca parece un insulto a la inversión de tiempo en su visionado. Probablemente no existiría si no se hubiese asegurado la trilogía de una sola vez y, de hecho, no debería existir porque su antecesora ya era lo suficientemente paupérrima como para dejar de lado este producto.

¿Cómo es Sayén: La Ruta Seca, de Prime Video?

Su problema no recae tanto en el guión, que simple y no resiste muchos análisis por sus detalles absurdos; más bien la mayoría de los inconvenientes están en la ejecución. La manera en que las cosas están armadas. El diseño de la producción, las secuencias, los diálogos, las actuaciones; poco se siente real más allá de los paisajes chilenos.

Desde la película anterior que hay buenas intenciones en esta saga. Hay un alto espíritu discursivo y combativo, siempre atractivo de ver en pantalla. Visibilizar los abusos corporativos frente a los pueblos originarios parecía su misión. El abandono de los ciudadanos por parte de las autoridades corruptas era otra denuncia. La llegada de extranjero queriendo usurpar terrenos a como dé lugar y sin importar lo que se interponga en su camino, también quedaba esbozado.

La cruzada de consignas continúa en esta nueva producción. La explotación de los recursos naturales sigue estando como telón de fondo. El poder capital contra la fuerza de la naturaleza en la que se convierte Sayen también se mantiene. Sin embargo, sólo se queda en eso: algo de espíritu revolucionario. Porque el marco de la historia echa abajo las buenas intenciones.

Rallen Montenegro, Katalina Sanchez y Jorge Lopez, el joven elenco de Sayen: La Ruta Seca.

Rallen Montenegro, Katalina Sanchez y Jorge Lopez, el joven elenco de Sayen: La Ruta Seca.

Hay unos decorados que parecen sacados de una telenovela melodramática para después de almuerzo. Demasiado pulcros como para estar en la mitad del desierto, en una faena de gran envergadura y que demanda mucho tiempo.

Luego vienen secuencias de acción que a simple vista se notan mal coreografiadas, tanto en enfrentamientos mano a mano como con el uso de máquinas. Queda en evidencia que la velocidad a la que ocurren ciertas persecuciones evidentemente no es la misma a la que se registraron. Eso se intenta compensar con el montaje y la edición, buscando acelerar y agilizar los sucesos narrados. El resultado dista de ser decente o medianamente creíble como para subirse al carro de la entretención.

Sumado a eso está el hecho de que las actuaciones son terribles, sólo por no decir horribles. La interpretación carece de emociones, los personajes parecen monótonos todo el tiempo. Sus reacciones no tienen sustancia. Poco está en riesgo como para alterarlos de manera convincente, por lo mismo la venganza de la protagonista no es contundente.

Enrique Arce en Sayen: La Ruta Seca.

Enrique Arce en Sayen: La Ruta Seca.

Eso sí, el único que parece comprometido con la actuación es Enrique Arce (La Casa de Papel). A ese hombre donde lo pongan, rinde. Las burlas de su personaje son siniestramente graciosas, sus enojos parecen amenazantes, su respeto ante el famoso Fisk se percibe, su odio contra la “anti-heroína” se siente genuino. Arce es de lo poco que arroja saldo positivo en Sayen 2, incluso cuando figura en ese absurdo e incoherente final para la risa que tiene la película.

Si te gustó la primera película de esta saga, en Sayen: La Ruta Seca encontrarás lo mismo aunque medianamente más pulido. Si aún no te subes este “tren sin emociones”, lo recomendable es quedarse en la estación y buscar una alternativa. De lo contrario, quedarás muy furioso por la pérdida de tiempo.

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