La ópera prima de Isabel Vaca es un riguroso trabajo de observación respecto a la vida de los vaqueros mexicanos. Su interés se centró en una ranchería jalisciense que conoce desde pequeña y por la cual siente profunda admiración debido a su gente. Allí, además de ser un territorio donde se crían toros de lidia, se forja un futuro vaquero en la figura de Bryan, un niño que sueña con ser un cowboy como los adultos que tiene de ejemplos.
Bryan es un niño como cualquier otro, sin embargo, se diferencia de aquellos que crecen en grandes ciudades y entidades industrializadas. Ama el campo, sitio que representa para él libertad, ilusión, aprendizaje. El entorno rural en que se desarrolla es además un espacio de protección para preservar su esencia, construir valores y generar conciencia de distintas problemáticas que pueden aquejar a un chico de su edad.
Para ahondar en Temporada de campo, Spoiler conversó con la directora y el productor Arturo Mendicuti. ¿Qué hay detrás de una película que nos pone frente a un escenario que tendemos a ignorar, menospreciar u olvidar como lo es el campo? De eso y más platicamos.
Entrevista con Isabel Vaca y Arturo Mendicuti
Bajo la premisa de acercarnos al universo campesino de la crianza de toros de lidia, la película nos aproxima en sí a una película sobre el campo mexicano y la vida rural en la actualidad. Isabel, ¿qué te inquietó para contar esta historia? ¿El espacio, las personas o la relación del ser humano con los animales?
Bien puedo decir que es una mezcla de todo lo que mencionas. Antes que nada, las personas. Son ellas y ellos quienes me involucran en ese espacio y, por ende, en su convivencia con todo lo que es su vida diaria.
Crecí viendo el campo y la ganadería, es algo que siempre me ha sido muy familiar. Pero mi vida ha sido distinta a la de esa gente. Eso es algo que reflexioné en muchos sentidos ya como adulta entendiendo que sentía demasiada admiración por esas personas, así como un respeto hacia sus decisiones de vida. Por ejemplo, para mí el futuro en mi adolescencia era estudiar la universidad. Sin embargo, para un chico perteneciente a una familia de vaqueros el porvenir que desea está en el campo. ¡Y eso es muy valioso!
Que esa convicción respaldada por un profundo amor al campo provenga de un niño, me pareció enternecedor e interesante, mayor aún tomando en consideración que casi no se cuentan historias sobre el campo mexicano en el cine. A través de este niño, que es Bryan, quise dignificar la figura del vaquero. En este caso del vaquero nuestro, el mexicano.
La película arroja varias lecturas a través de Bryan, el niño protagonista. Hay una metáfora que me llama la atención. Él es muy lindo y protector con Pancho, un becerrito que adopta porque es rechazado por su madre. En contraste, trae resorteras, lazos e incluso un rifle de municiones cuando está cerca de los toros, como si estuviera esperando el momento para desquitarse con ellos. Pero, ¿de qué? ¿Bryan ve en el toro a su figura paterna, un hombre que lo abandonó? ¿Pancho es una identificación de él?
No había pensado en esa posibilidad, ni lo consideré al grabar las escenas. Es una interpretación que me estás obsequiando ahorita y que no contemplé que enviara esa lectura. Probablemente mi inconsciente trabajó y se manifestó de esa forma para que las piezas se unieran. Fue sin querer.
Pancho en verdad es un becerrito que fue rechazado por su madre. Entonces fue adoptado por los abuelos de Bryan y es él quien se encarga de alimentarlo, jugar a su lado y apapacharlo. Es una relación muy bonita que existe entre ellos. Y en efecto, Bryan asume una especie de responsabilidad paternal con Pancho.
Sobre la figura paterna representada en el toro, puede ser que Bryan lo vea como un ser que no estuvo presente en la vida de Pancho tras el desprecio materno, pero también como una representación de su propio padre, un hombre que se fue a Estados Unidos cuando el niño era un bebé y nunca volvió.
Un padre al que además Bryan no quiere parecerse para nada cuando sea grande. Está muy convencido de ello a su corta edad. ¡Qué fuerte!
Uf, sí. Grabar esa escena fue inesperado. Mi intención era que Bryan expresara lo que sentía, que hablara sobre sus sentimientos con relación al álbum familiar que le muestra su mamá y las anécdotas que le cuenta del papá. No teníamos idea que ese ejercicio iba a tomarlo con mucha determinación para compartirnos que él no quiere ser borracho ni descuidado como su padre. Nos enchinó la piel en ese instante.
A pesar de su ingenuidad, o inocencia, Bryan es demasiado inteligente para decir con seguridad todo aquello que quiere o no quiere en su vida. Lo hace también cuando manifiesta que quiere ser vaquero de adulto, continuar con la tradición vaquera de su familia.
Deja muy en claro que él no quiere ir a la escuela. Nos transmite con claridad que no es un lugar donde se sienta feliz y tú lo matizas con un encuadre a la ventana con barrotes del salón. ¿Lo que para nosotros puede ser trabajo duro para Bryan es libertad?
Una libertad que no está exenta de responsabilidades, pero que son asumidas con gusto por él. Vemos que Bryan es disciplinado para levantarse temprano cuando acompaña a los adultos al campo, obedece las indicaciones que le dan, se arregla con el vestuario adecuado para la jornada. También hace evidente su interés por seguir aprendiendo todo lo relacionado a las labores ganaderas. No lo vemos como un niño que se queje o sufra por estar en el campo.
El aire libre, la conexión con elementos naturales como el agua, los árboles y su relación con el reino animal forman parte de una educación fuera de las aulas. Ser vaquero no es una imposición, sino una elección en su caso. Ahí radica el sentido de libertad que Bryan vive y quiere vivir.
Arturo, en la película vemos la naturalidad con que los vaqueros conviven con los animales, pero ¿qué tan fácil o difícil fue para el equipo trabajar en esa proximidad con caballos, toros, vacas?
Tuvimos la fortuna de que la gente de la ranchería conoce perfectamente su entorno y a sus animales. Nos asesoraron para decirnos en qué momentos sí podíamos grabar y en qué momentos no, o bien a qué distancia debíamos permanecer, tanto para no obstaculizar su trabajo como para no molestar a los animales. Claro, eso implicó trabajar mucho en la logística, que fue el verdadero reto.
Con Pancho, por ejemplo, no hubo mayor problema porque es un becerro que estando con Bryan se olvidaba del mundo y fue accesible grabarlo. Pero estar cerca de los toros fue algo que sí nos impuso, sobre todo a quienes no teníamos relación alguna con el campo. En un principio asustaban porque también desconocíamos la dimensión de animales así, pero conforme nos fueron informando sobre qué sí y qué no podíamos hacer estando alrededor de ellos aclaramos más el panorama.
También hubo instantes en que las familias y las personas que aparecen en pantalla no se sentían dispuestos a grabar porque, como a todos nos ha pasado, tenían conflictos internos que debían resolver. Entonces nosotros teníamos que replantear el día para sacarle provecho y no quedarnos parados. Tampoco los íbamos a obligar, entendimos sus circunstancias.
Otro factor a considerar fue el clima. Con el cambio climático ya no se sabe.
Es algo que no puedes controlar. No se trata de decirle al sol que baje de intensidad, o a la lluvia que no se asome. Simplemente son condiciones climatológicas que ocurren. Como pudo haber días muy sofocantes por el calor, hubo otros en que las noches eran frías y las tardes lluviosas.
Eso pudo representar una adversidad si estuviéramos grabando otra cosa, pero al tratarse de un tema relacionado con el campo Isabel tuvo la inteligencia de plantearlo como una cualidad para la historia. Bajo esas condiciones es como la gente trabaja y vive en las rancherías. También se asocia a los animales y su reacción hacia esos climas.
Por supuesto que a nivel de producción vives con la angustia constante de que no se vayan a dañar las cámaras, los cables y que el crew no se vaya a enfermar. Te preocupa porque te preocupa. Sin embargo son situaciones que de alguna manera te permiten continuar con tu plan de rodaje sin tanta bronca. Insisto, en este caso la historia nos ayudó bastante para convertir una aparente mortificación en una solución.
Isabel, a diferencia de otros contextos rurales que hemos visto en el cine mexicano recientemente, aquí la violencia que azota al país se asoma mediante un juego infantil sobre migrantes. ¿Así juegan los niños de las rancherías?
Sí, y es muy fuerte. Los daños del crimen organizado también se ven reflejados en los hijos de mexicanos que deciden cruzar de mojados a Estados Unidos pero que tristemente caen en manos de polleros sin escrúpulos o criminales que los reclutan. Estos pequeños tienen noción de lo que pasa, de que los paisanos indocumentados corren el riesgo de ser asesinados en su intento por llegar al otro lado.
En la película muestro tal cual el juego que ellos juegan: ilegales que son cazados. Quise mostrarlo porque es parte de su realidad. Ellos no piensan en los narcotraficantes ostentosos, sino en los migrantes que buscan mejores condiciones de vida y en quienes se los impide a través del uso de las armas.
De hecho, la inseguridad que puede preocupar a los personajes de Temporada de campo es que alguien se meta de colado a la fiesta y el baile del pueblo. Es la única vez en que vemos a un elemento de seguridad y eso es porque aparece en la puerta de acceso al terreno del jolgorio.
En efecto. Sus temores acerca de la violencia, por fortuna, no están en la presencia visible del narco. Tan no lo son que podemos ver y sentir su tranquilidad con relación al campo en toda la película. Por eso vemos que Bryan es feliz y libre. Creo que no sería así en caso de que hubieran balaceras cotidianas, tal como acontece en otras zonas del país. La gente está contenta en la fiesta porque lo peor que puede suceder es que a alguien se le pasen las copas o no sepa bailar.
Llegamos a ver a Bryan con una playera de Chivas. Es muy simbólico que porte esa prenda si consideramos lo que representa el equipo como identidad mexicana y su conexión con el campo como una de nuestras raíces. ¿Por qué aparece la camiseta del Rebaño Sagrado?
¡Por accidente! Es una prenda que tenía él. No fue pensado ni planeado que la utilizara para darle el simbolismo que refieres. Esta otra metáfora es cortesía de la propia película. En ese instante no me pasó por la mente lo interpretativo que puede ser una camiseta de las Chivas.