Estamos en Navidad y es imposible no hablar de Mi pobre angelito y Macaulay Culkin hasta el hartazgo. Las películas dirigidas por Chris Columbus son clásicos indiscutidos que hay que mirar al menos una vez al año y esta es la época ideal para darles play en Disney+, donde puedes ver tanto la primera cinta, de 1990, como la segunda, que se estrenó dos años más tarde. Además, puedes reproducirlas tanto en idioma original como en su doblaje latino o español.
De las dos películas, la segunda es la que hoy en día sería imposible que pase a raíz de un cambio cultural que se produjo a partir de un hecho histórico de los Estados Unidos. Como bien sabemos, la segunda película de Mi pobre angelito transcurre en Nueva York, luego de que Kevin McCallister siga a la persona incorrecta en el aeropuerto y termine abordando un vuelo que no iba a Florida con sus familiares.
La justificación para este error en el vuelo comienza primero con Kevin chocándose con la azafata y haciéndole mezclar todos los boletos de los pasajeros que ya habían abordado con el suyo, y luego con el niño poniéndose auriculares que le impiden escuchar a otra de las empleadas de la aerolínea informar que el vuelo tenía destino a Nueva York y no a Florida como Kevin había pensado.
El poster del film. (IMDb)
Lo cierto es que, después del trágico atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, las medidas de seguridad para los embarques aéreos se endurecieron. Ya no es posible subir de esa forma sin pasar por ningún tipo de chequeo previo por policías y mucho menos abordar un vuelo sin el boleto en mano, que permita a los que están trabajando en el avión identificar en qué asiento debe ir cada pasajero.
+La incongruencia de Mi pobre angelito 2
Los Bandidos Pegajosos. (IMDb)
El detalle más relevante en términos narrativos para Mi pobre angelito 2 tiene que ver con lo imposible del viaje realizado por Kevin McCallister. Como se puede ver en los primeros minutos, antes de alojarse en el Hotel Plaza, el niño visita los lugares turísticos más importantes de Nueva York, como Radio City, las Torres Gemelas, el Central Park o los miradores de la estatua de la Libertad. La realidad es que si tenemos en cuenta que Kevin camina de un lado a otro, las distancias son imposibles como para pensar que podría hacerlas en un día. Algo similar ocurre cuando va desde lo de su tío, en la calle 95, hasta el árbol icónico del Rockefeller Center: la distancia a pie de acuerdo a Google Maps es de casi una hora.