Gracias a 20th Century Fox, Chris Columbus y John Hughes, Macaulay Culkin se convirtió en una estrella absoluta y en un ícono de la década del 90. Este grupo de figuras de Hollywood estuvo a cargo de realizar dos de las películas familiares más recordadas de finales del milenio: Mi pobre angelito 1 y 2, centradas en un niño llamado Kevin McCallister que, por alguna razón quedaba separado de su familia y debía enfrentarse a dos peligrosos ladrones.

Mientras la primera de las dos películas transcurrió en Chicago, luego de que su familia decidiera viajar a París y se olvidara de despertarlo para tomar el vuelo, la segunda se desató a partir de un problema en el aeropuerto que hizo que Kevin terminara subiendo a un avión distinto y se bajara en Nueva York. Ambas películas recaudaron casi 900 millones de dólares y convirtieron a Macaulay Culkin en el niño más rico de los 90.

+Por qué la segunda película fue mejor que la primera

3 - Las locaciones

Si bien la primera volvió icónica a su casa, no hay nada como una buena película que sepa cómo mostrar Nueva York y hacerlo de forma atractiva. Todos los eventos que pasan se muestran en algún sector interesante de la ciudad, que se vuelve obligación visitar en caso de tener la suerte de llegar como turista. Del Central Park a las jugueterías, que aunque no son exactamente la que se utilizó para rodar, muchas veces replican las vidrieras que se vieron en Mi pobre angelito 2 (especialmente en Navidad).

2 - Los amigos de Kevin

Ambas películas tuvieron a un personaje que sirvió para enseñarle a la audiencia más pequeña lo mal que está ser prejuicioso. Mientras la primera tuvo al vecino de la pala de nieve como el héroe, la segunda mostró la inolvidable señora de las palomas. Interpretada por Brenda Fricker, se volvió una figura inconfundible del cine de los 90.

1 - El humor

Si bien la primera película tuvo mejores trampas y fue mucho más original en términos de cómo combatir a los ladrones mojados, la segunda superó ampliamente a la primera en términos de humor. Toda la secuencia en la que Kevin le reproduce la película ficticia Angels with filthy souls a los empleados del hotel es una maravilla. Ni hablar del vínculo entre Cecilio (Rob Schneider) y Héctor (Tim Curry) con el niño.