De forma alarmante y triste, México registra día con día feminicidios sin que nadie se entere de ellos. Peor aún, los asesinos siguen libres, a expensas de continuar cometiendo atrocidades de manera impune. En el marco de esos crímenes que no son informados, el director Javier Ávila centró su atención en un caso específico, el de Cintia.
Ella tenía 19 años cuando la mataron. Estaba por ingresar a la universidad para estudiar Derecho, carrera mediante la cual quería tener pleno conocimiento de las leyes y después especializarse como criminóloga, profesión que deseaba ejercer por una indignación personal. ¿Cuál? La nula justicia a víctimas y total arbitrariedad en favor de los victimarios.
Nunca imaginó que iba a ser una víctima más de un México empañado de sangre femenina como resultado de la violencia que se ejerce contra las mujeres. Su asesinato no quedó en el olvido; Javier Ávila lo rescató tras la noticia de que en Tijuana se registraron cinco feminicidios en septiembre de 2016 sin que las autoridades hicieran algo al respecto.
Con Niña sola, el director nos introduce al universo de Cintia a través de su madre y hermana, dos mujeres que desglosan sus respectivas vidas para ahondar en el dolor de un pasado con parejas abusivas. Las figuras masculinas violentas que sufrieron las orillan a plantearse una reinvención, sobre todo a hallar una explicación del asesinato de Cintia.
“¿Cómo es posible que avancemos en el tiempo hacia el peor escenario posible?”, se cuestiona Ávila a sí mismo. Él también trata de responder a esa pregunta a través de este documental.