¿Quién dijo que las actrices y los actores de la tercera edad no pueden ser el verdadero sostén de una película de terror? A esa persona, si es que lo dijo, hay que decirle que está muy equivocada. Y es que las viejitas y los viejitos han encontrado en este género cinematográfico una excelente oportunidad de continuar en activo, dar cátedra de su talento actoral y explorar universos que saben aprovechar para demostrar que el miedo no es cuestión de años encima.

Por ese motivo es que en Spoiler repasamos algunos títulos donde los adultos mayores son el mismo pánico hecho persona, o bien nos sumergen en historias que roban el aliento, generan el grito de espanto y provocan pesadillas. Algunos de esos trabajos fueron un éxito de taquilla en su momento, lo que significa que el público recibió de muy buena forma la incursión de “abuelitas y abuelitos” en las tramas de horror. 

 

Otros filmes, en cambio, se convirtieron en objeto de culto con el paso del tiempo. Se revalorizaron al grado de ser influencias obligatorias para cineastas contemporáneos que han decidido hacer carrera en el cine de terror.

¿Qué pasó con Baby Jane?

Al director Robert Aldrich se le ocurrió juntar en 1962 a Bette Davis y Joan Crawford, dos actrices de la época dorada de Hollywood que no se llevaban bien. Para colmos, ambas habían sido relegadas por los grandes estudios debido a que ya eran mujeres mayores. Habiendo sido pioneras de la transición del cine mudo al cine sonoro, justo en el instante en que eran incluso catalogadas como “actrices en decadencia” por su edad, Davis y Crawford aceptaron participar en este proyecto.

Pese a que se odiaron en la vida real, pudieron trabajar para dar vida a dos hermanas ancianas en esta historia de terror psicológico. Baby Jane (Davis) no perdona que Blanche (Crawford) haya tenido una trayectoria exitosa como actriz infantil, así que le guarda rencor. Un extraño accidente postra a Blanche en silla de ruedas, lo que lleva a Baby Jane a cuidarla de manera perturbadora.

*Bette Davis fue nominada al Oscar como mejor actriz. Tenía 55 años.

El bebé de Rosemary

Basado en la novela de Ira Levin, este clásico adaptado a la pantalla grande en 1968 por Roman Polanski causa temor hasta la fecha. Los espacios y el gran uso de la cámara juegan un papel importante para tensar al espectador con relación al embarazo de Rosemary (Mia Farrow), una chica que no sabe que dará a luz al hijo de Satanás.

Pero otro elemento que influye en manejar la mente del público es la aparición de una pareja de ancianos conformada por Roman Castevet (Sidney Blackmer) y Minnie Castevet (Ruth Gordon). Transitan como aparentes viejitos angelicales, sin embargo, detrás de su bondad ocultan la práctica de brujería y adoración al diablo, entidad a la que rinden culto y ofrecen el vientre de Rosemary para que engendre a su heredero.

*Ruth Gordon ganó el Oscar a sus 72 años como mejor actriz de reparto.

La profecía

Consagrado como una estrella masculina de Hollywood en melodramas y westerns, Gregory Peck tenía 60 años cuando accedió a estelarizar esta película de terror en 1976 bajo la dirección de Richard Donner, cineasta que estaba dispuesto a dejar atrás su formación televisiva para meterse de lleno a la industria cinematográfica.

Lo hizo con la historia de un niño adoptado por el senador Robert Thorn (Peck) y su esposa Katherine (Lee Remick). Ese actor de amor empieza a desvanecerse en una trama elegante de extraños sucesos que mantienen en vilo al espectador porque la criatura, Damien (Harvey Stephens), es en realidad el anticristo. Es considerada una obra maestra del horror fino gracias a su guión y montaje. 

*El presupuesto para filmarla fue de casi tres millones de dólares y recaudó más de 60 millones de dólares.

Al final de la escalera

Para muchos cinéfilos era imposible deslindar a George C. Scott del personaje que lo inmortalizó en el cine, el general Patton. En 1980, en pleno apogeo de una revolución fílmica dentro del género del terror con títulos como Halloween y Viernes 13, el actor de 53 años quiso protagonizar este proyecto dirigido por el húngaro Peter Medak para mostrarse en otra faceta.

Interpretó a John Russell, un viejo compositor y profesor de música que decide aceptar un cargo académico tras el trágico fallecimiento de su esposa e hija. Ese trato incluye vivir en una casona donde habita una presencia que intenta comunicarse con él para contarle el misterio que hay en esas paredes. Con pocos recursos a cuadro y su actuación, el filme es considerado material de estudio en escuelas de cine.

*Martin Scorsese la incluye en su lista de recomendaciones de las películas más terroríficas de todos los tiempos.

Halloween

¿Qué sería de Michael Myers sin la figura del Doctor Loomis? Donald Pleasence personifica al psiquiatra que persigue al hombre que es calificado como la auténtica materialización del mal, según el discurso filosófico planteado por John Carpenter respecto a la maldad. Es Loomis quien precisamente nos lo recalca para describirnos al ser sin emociones ni sentimientos que se oculta debajo de una máscara macabra.

La imagen de Pleasence en la película fue tan esencial que se le incorporó en las secuelas de esta saga. De hecho, gracias a nuevas tecnologías, aparece en Halloween Kills para mostrar el flashback de lo que fue la supuesta captura de Myers. El actor tenía 60 años cuando Halloween marcó un antes y un después en el género.

La tía Alejandra

Isabela Corona tenía 66 años cuando interpretó a la anciana que se empeña en destruir a la familia de su sobrino mediante acciones diabólicas. Bajo la apariencia de una enternecedora mujer senil, Alejandra llega a la casa de sus familiares para vivir con ellos y poner en práctica sus verdaderas pasiones: la brujería y el ocultismo.

Estrenada en 1980, esta película mexicana dirigida por Arturo Ripstein derivó en críticas moralistas por abordar temas relacionados a la magia negra. El final es uno de los más espeluznantes de la filmografía nacional por el sutil acto de maldad que comete la tía con la hija de su sobrino.

No respires

Una clara lección aprendimos con esta película: nunca robarle a un anciano ciego. Ah, y no respirar para evitar ser atrapado. Con 64 años a cuestas, desconocido para un amplio sector del público, Stephen Lang fue el actor en quien confió el director uruguayo Fede Álvarez para aterrar a los espectadores de la actualidad.

Producido en 2016, el filme recupera a los personajes mayores para trasladarlos a tramas de horror. En este caso, apelando a lo que hicieron cineastas como John Carpenter y Wes Craven, Álvarez enfocó su interés en un target juvenil alejándose de situaciones relacionadas con fantasmas, fenómenos sobrenaturales o muñecos poseídos. Va directo al terror que produce la violencia de un hombre enojado. 

Más negro que la noche

No conforme con traumar a los cinéfilos con tres películas cuyos personajes principales son niños y adolescentes, Carlos Enrique Taboada se animó a intentarlo con una anciana como centro de atención. Escribió y dirigió esta obra que hizo famoso también al gato negro llamado Becker.

Ofelia (Claudia Islas) hereda la casa de su tía Susana (Tamara Garina) con la condición de cuidar al felino. Todo cambia cuando el minino aparece muerto en el sótano y empiezan a ocurrir cosas siniestras en la vivienda. Tanto en silueta como en persona, la fallecida tía Susana deja en claro que no descansa en paz.

*Tamara Garina fue una actriz mexicana nacida en Rusia que hizo este papel con 74 años.