Tina Turner sabía que su enfermedad renal estaba a punto de terminar con su vida pero eso no impidió que se juntara con su buena amiga Cher a poco tiempo del desenlace trágico en que la cantante de What’s Love Got to Do With It finalmente murió a sus 83 años dejando un importante legado como una de las figuras de la música contemporánea más relevantes gracias a una voz y una actitud inigualables.

Cher contó que se juntó con Tina Turner un día antes de la muerte de la Acid Queen. ¿Dónde? En Suiza, justamente el lugar elegido por la coprotagonista de Mel Gibson en Mad Max III para vivir. En ese contexto, la cantante de Believe dijo que quería recordarle a su amiga que “nadie en el mundo se había olvidado de ella”. En esta última oportunidad la encontró tranquila y feliz, pese al avanzado estado de su condición.

El último encuentro de Cher y Tina Turner

“Fui a visitarla porque pensé que necesitaba dedicar tiempo a nuestra amistad, para que supiese que nadie en el mundo se había olvidado de ella”, manifestó Cher en el programa The Beat with Ari Melber en el canal MSNBC. La amiga de Tina Turner contó que fueron varias las personas que, mediante turnos, acompañaron a la cantante en ese difícil momento que estaba atravesando pero que sin embargo la hicieron muy feliz pocas horas antes de su fallecimiento.

Cher contó que Tina Turner tenía una máquina de diálisis en su hogar producto de lo avanzada que estaba la enfermedad en sus riñones aunque también le había revelado en el pasado que “estaba lista para partir” porque no quería seguir tolerando esa situación. Por supuesto que Tina se ganó la admiración de Cher que sostuvo cómo la cantante de Better be Good to Me pudo haber perdido alguna batalla pero “se presentó a todas las guerras”.

Un tiempo antes de morir Tina Turner aprovechó un posteo en Instagram para decirle a sus seguidores: “Mis riñones son víctimas de no darme cuenta de que mi presión arterial alta debería haber sido tratada con medicina convencional. Me he puesto en gran peligro al negarme a enfrentar la realidad de que necesito una terapia diaria y de por vida con medicamentos. Durante demasiado tiempo creí que mi cuerpo era un bastión intocable e indestructible”. ¡Elocuente!