La fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) pondrá su punto final este jueves, con el estreno de la última película del ciclo. Black Panther: Wakanda Forever no solo será el último lanzamiento del año para el estudio sino que también marcará el quiebre de una etapa en la que, por primera vez, vimos series sumarse a la franquicia de la mano de la plataforma de streaming de Disney, Disney+.
Después de un flaco rendimiento de la fase 4 del MCU, con Spider-Man: No way home y WandaVision como puntos más altos y con el resto de las producciones dividiendo aguas en términos de recepción, Black Panther: Wakanda Forever llegaba no solo con la presión de tener que levantar el nivel sino también estar a la altura de lo hecho por la película de 2018 que protagonizó Chadwick Boseman. Para colmo, tenían la difícil tarea de presentar un nuevo universo, el mundo de Talocan, con Namor como su principal referente.
Lo primero que hay que decir de Black Panther: Wakanda Forever es que se siente como un homenaje muy respetuoso para el difunto Chadwick Boseman. Es una de las producciones más solemnes del MCU desde Capitán América y el Soldado del Invierno, en donde no abundan los chistes y sobran los momentos para recordar al actor que interpretó al Rey T’Challa. Incluso la temática que toca, con una secuencia inicial en las Naciones Unidas, se siente bastante más adulta.
La música de Black Panther: Wakanda Forever es uno de los puntos más altos que tiene esta producción que volvió a encontrar a su director en Ryan Coogler. Además del hit de Rihanna, “Lift me up”, hay una gran variedad de momentos musicales que ponen la piel de gallina (especialmente el que nos presenta a Talocan). Namor es una de las mejores apariciones de esta producción, con un Tenoch Huerta a un gran nivel que deja con ganas de ver más de él. Pero si hay que hablar de algo que se destaca eso es, sin duda alguna, todas las secuencias de pelea: persecuciones en tierra, enfrentamientos a mar abierto y muchísima cámara lenta que la vuelven visualmente muy atractiva.
+Los dos puntos más flacos de Wakanda Forever
Más allá de lo bueno que tiene Black Panther: Wakanda Forever, hay dos detalles que no pueden pasarse por alto y se convierten en una mancha para esta producción. Por un lado, su excesiva duración: son dos horas y cuarenta minutos que tranquilamente podrían haberse acotado reduciendo la cantidad de historia destinada a Talocan y el mundo subacuático. Sí, se entiende que es necesario presentar una nueva nación, muy compleja, pero esto no justifica todo el tiempo que se dedica a conocerlos. Por otro, hay un detalle técnico para nada menor, que tiene que ver con la iluminación. La película está bastante mal iluminada (sobre todo en las secuencias debajo del agua) lo que hace que a veces haya que esforzarse para entender qué está pasando.