La cuarta y última temporada de Sex Education ya se encuentra disponible en Netflix y es, sin dudas, el final que una serie de este tipo necesitaba. Si hay algo que ha sucedido con esta ficción, protagonizada por Asa Butterfield, es que marcó a las generaciones actuales siendo muy contemporánea a sus problemáticas y luchas constantes.
Es por eso que existían muchas expectativas por los nuevos episodios y, sin dudas, las han superado. En esta ocasión Sex Education nos muestra a un Otis atravesando un momento completamente diferente de su vida. Tras el cierre de Moordale y la llegada de Maeve (Emma Maceky) a Estados Unidos él no sólo se tiene que enfrentar a un nuevo colegio y a una relación a distancia, sino que también a su nueva hermana y a una madre completamente desorientada.
Asimismo, cada personaje que ha conseguido un papel fundamental en el desarrollo de esta historia comienza a tener su cierre. Fue el mismo Netflix el que, al presentar el tráiler anunció: “preparen los pañuelitos para el clímax final” y, definitivamente, es lo que hay que hacer al conocer el cierre de cada trama individual. Porque, una vez más, sin perder gracia ni estilo en la narración, Sex Education ha creado una obra de arte.
Eric y Otis en Sex Education. Foto: (Netflix)
A lo largo de cuatro temporadas nos hemos encontrado con una combinación innovadora de sutileza y dureza a la hora de hablar de la sexualidad. Rompiendo con todo tipo de tabú esta ficción lo ha tenido todo. Desde un paralelismo sorprendente entre el orgasmo y la educación sexual hasta la emoción de conocer tanto los cuerpos ajenos como el propio e incluso sucumbirse al acoso y el abuso abarcando así una problemática adolescente y real.
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Y ahora, en esta cuarta y última temporada han logrado ir más allá. Luego del cierre de Moordale, los alumnos de dicha escuela llegan a Cavendish. Esta institución es mucho más progresista de lo que ellos esperaban. Mientras Eric (Ncuti Gatwa) se encuentra en el paraíso queer al ver la aceptación y la naturalidad con la que se viven las orientaciones sexuales, Otis está en su peor momento.
Otis está en su peor momento. Foto: (Netflix)
En Cavendish, pese a que él se presenta como terapeuta sexual se da cuenta que hay otra chica que cumple la misma función que él. A partir de allí comienza una fuerte discusión y enfrentamiento entre ellos. Al mismo tiempo Otis se aleja cada vez más de Maeve, aunque antes ambos muestran un nuevo costado de la sexualidad: el sexting y los vínculos sexuales medidos por la tecnología. Con esto, la serie de Netflix abarca un nuevo tipo de sexología que es contemporánea a la actualidad.
Una vez más, con este tipo de decisiones la serie traspasa la pantalla con la fluidez de su guion y al abarcar todos los sentimientos en cuanto a esto: el miedo al ridículo, el desconcierto y el placer que puede llegar a generar. Pero, si hay algo que siempre tuvo de bueno Sex Education y asimismo sucede en esta temporada es que no abusa del placer sexual o del dramatismo en torno al descubrimiento de nuevas alternativas de placer.
Maeve y Otis están cada vez más lejos. Foto: (Netflix)
Es un reflejo perfecto de cada perspectiva que se puede llegar a vivir cuando uno se enfrenta, en sus primeros años, al sexo. Aunque, a decir verdad, esta temporada juega mucho más con el sentimentalismo. La llegada de nuevos personajes, la salida de algunos conocidos y la despedida del elenco en general han marcado el fin de una era llena de éxito para una serie que verdaderamente supo cómo cautivar a la audiencia.
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Pero, no fue solamente su historia, sino que cada uno de los actores ha brillado, pero a mi parecer una de las que más destaca en esta temporada es Gillian Anderson. Si bien Sex Education sí es una serie que abarca la sexualidad adolescente y se enfoca, desde el humor y el dramatismo en todo este tipo de cuestiones, ella es la que se encarga de darlo a conocer con su personaje, Jean Milburn.
No obstante, en esta temporada, se la ve enfrentando el post parto más duro y conmovedor al haber sido madre soltera después de los 40. Y eso, también, hace enmarcar una realidad que no se había notado antes, al menos no en esta producción y con la sutileza con la que se ha hecho para un personaje secundario.
Gillian Anderson. Foto: (Netlfix)
Aunque, por si esto fuera poco, Netflix también se ha lucido en esta cuarta temporada con su nivel de producción. La música, la puesta en escena, la fotografía y cada plano detalle así como juego de cámaras en las escenas más emblemáticas entre Otis y Maeve a la distancia son sublimes. Definitivamente, Sex Education ha tenido lo que se merece: unos ocho episodios finales que están a la altura de una creación tan majestuosa como esta.