Lanzada el 23 de marzo en la plataforma de Disney+, la serie mexicana Los hermanos Salvador reúne fantasía, humor e ingenio con base en historias originales que remontan a cuentos, películas, obras de teatro y leyendas urbanas que alimentaron infancias de distintas generaciones.

Con una primera temporada de 10 episodios, la serie ha sido del agrado de espectadores que buscan contenidos familiares entretenidos, ligeros y genuinos. Para mucha gente ha sido un alivio que exista en el catálogo de Disney+ porque incentiva la convivencia en el hogar luego de un periodo crítico que se vivió con la pandemia.

Está protagonizada por Francisco de la Reguera (Esteban Salvador), Nacho Tahhan (Rogelio Salvador), Juan Ugarte (Octavio Salvador), Adriana Hernández (Graciela Salvador), Daniel Fuentes (Jonás Salvador), Manuel Balbi (Vladimir Quiroga), Mariana Gajá (Susana Quiroga) y  Erick Velarde (Mateíto Quiroga). Mención aparte es la aparición de Anabel Ferreira como Meli, personaje con el que la actriz vuelve a mostrarse en la pantalla.

En ese sentido conversamos con Julieta Perales, productora de Los hermanos Salvador, respecto a lo que significó producir en pandemia y cómo ha sido el recibimiento por parte del público a este producto que además reactiva y permite la reinvención del ingenio mexicano para contar ficciones. 

 

 

Los hermanos Salvador en Disney+

¿Cómo llega a ti el proyecto de Los hermanos Salvador y por qué decidiste animarte a producir la serie?

Originalmente era un cortometraje que dirigió, escribió y protagonizó Francisco de la Reguera, que es el creador de la serie. Era un corto ligeramente diferente al concepto de los personajes. Francisco nos presenta el proyecto y vimos que tenía ángel. Entonces Sula Films dice “va, vamos a hacerlo” y a partir de ahí empezamos a desarrollar el tema de trasladarlo del cortometraje a una serie.

Lo metimos al programa de estímulo de FOPROCINE que salió en 2018, pero cuando entró el nuevo gobierno y tiran todos los fondos, pues se va también el fondo que nos habían dado. A final de cuentas ese fue el primer aliciente que nos hizo saber que sí había alguien que creía en esta serie.

Entonces nos dedicamos a buscar una plataforma, un canal. Hubo muchos rechazos en medio hasta que apareció la puerta de Disney, que creyó en el proyecto y pudimos levantarlo. Esto ocurrió a finales de 2020 e iniciando 2021 iniciamos con los ensayos con los actores que interpretan a los hermanos Salvador porque debíamos tener mucha precisión. Filmar una serie es más complejo que filmar una película. Tuvimos que filmar 300 minutos de material al mismo tiempo que se puede filmar una película de 90 minutos. Fue una labor titánica. Al final lo logramos y estamos muy contentos por el resultado del trabajo que se ve en pantalla.

Mencionas 2018. Tal parece que los tiempos de la pantalla son caprichosos porque han querido que la serie llegue en un momento ideal. Lo digo porque la gente también necesita contenidos para relajarse, entretenerse. 

Sí, justo. Cuando lees los guiones y tienes que hacer todos los desgloses para saber cuáles son las necesidades de la producción, primero te emocionas porque te remonta a cosas que viviste, viste, escuchaste y sentías. Pero después entras en razón y te preguntas cómo producir una serie así.

Dentro de la parte creativa habemos personas de todas las edades. Hay cosas que leía en los guiones, que después veía en la producción y vi luego en la posproducción, noté homenajes al cine western, escuché voces que nos recuerdan nuestra infancia, juegos de nuestra infancia. Es un abrazo al corazón para los adultos pero también es una bocanada de aire fresco para las familias.

La serie, además, no es un contenido hecho a la fuerza. Vaya, no es un zapato que te pusiste a propósito. Se trata de algo muy natural. Y eso es algo mágico que tiene Los hermanos Salvador. Son naturales las historias que contamos, así como es natural la química que hay entre los actores. 

Otros aspectos distintivos de la serie son las locaciones y la escenografía. Te hacen sentir que la historia puede ocurrir en cualquier lado.

En un principio queríamos que se filmara en el Centro porque queríamos ver las calles maravillosas del Centro Histórico de la Ciudad de México, pero eso presentaba muchas dificultades. Además encontramos la locación de la casa de los hermanos Salvador fue como haber hallado a un personaje más.

Sabíamos que no queríamos que se viera tan obvia la locación, porque al alejarnos de eso permitimos que sea de todos. Y eso es lo que queríamos con el público, es decir, que Los hermanos Salvador fueran de ellos.