Un grupo de soldados del futuro llegó para reclutar guerreros que estén dispuestos a luchar contra una raza alienígena que invadió la Tierra en su tiempo. Los aliens son conocidos como Púas Blancas y han diezmado la población humana hasta dejar poco más de quinientos mil habitantes en el planeta. Entonces Dan (Chris Pratt), un maestro de biología y héroe de Irak, se une al combate de manera forzosa.

Él descubre que tiene una importancia mayor que el resto de los soldados. ¿Por qué? Su hija lo llamó desde el futuro para ayudarla a desarrollar una toxina que elimine la amenaza alienígena. La joven científica necesita que su padre capture un Púas Blanca vivo para hacer los testeos necesarios. 

 

La Guerra del Mañana, explicada

 

Entonces, la hija de Dan le revela que su misión no es salvar el futuro, eso ya es imposible. El objetivo es erradicar a los Púas Blancas en el pasado, antes de que ocurra la invasión. Ella muere asesinada por un extraterrestre y Dan consigue regresar en el tiempo con la toxina. El protagonista hace un descubrimiento que cambiará todo: los aliens no llegaron en 2048, ellos están presentes hace miles de años en un glaciar ruso y despiertan por el cambio climático.

Luego de intentar matar a los invasores con la toxina, Dan y su padre deciden eliminarlos con una gran explosión de la que escapa sólo un especimen, al que destruyen luego de una terrible pelea cuerpo a cuerpo. 

 

Lo cierto es que la paradoja temporal indica que si Dan destruye a los invasores no habrá viajeros del tiempo para alertar al protagonista y la destrucción de los aliens nunca se llevará a cabo. También está la alternativa de que un Púas Blancas haya sobrevivido a la explosión y la invasión se lleva a cabo en el presente. Estas ideas bien podrían significar una segunda parte de La Guerra del Mañana si los guionistas se ponen creativos...