Hay programas que marcan la infancia de generaciones completas. Y Disney Channel tiene un importante rol en esto: sus series más conocidas, entretienen a millones de niños alrededor del mundo, así como también lanzan al estrellato a pequeños talentos. Este es el caso de Zack y Cody, la ficción protagonizada por Cole y Dylan Sprouse, que marcó el inicio de los proyectos más populares en su carrera. Pero no todo es tan ideal como parece.
Cole Sprouse y Dylan Sprouse en la fiesta de los Premios Oscar 2022 (Getty).
Recientemente, Cole relató que sufrió ciertas consecuencias psicológicas al involucrarse en la industria del entretenimiento desde tan pequeño y crecer dentro de ella. Es que no tenían siquiera un año de vida cuando comenzaron a actuar, puesto que con solo ocho meses fueron seleccionados para trabajar personificando al pequeño hijo de Ross en Friends y luego repetir el papel siendo niños.
Rápidamente llegó una película con Adam Sandler titulada Un papá genial y así tuvieron su transición al mundo Disney. En primer lugar, para 2005, protagonizaron Zack y Cody: Gemelos en Acción. Y luego de tres temporadas exitosas, finalmente le dieron pie a una serie derivada que se tradujo para Hispanoamérica como Zack y Cody: Gemelos a Bordo. Todo este recorrido no ha sido nada fácil para ellos, sobre todo para Cole.
Tras el furor de la ficción con su hermano, se tomó un tiempo para estudiar Arqueología en la Universidad de Nueva York. Y una vez que consiguió graduarse, decidió adicionar para Riverdale, el fenómeno adolescente que se encuentra desarrollando su séptima entrega. Con una mirada más adulta, reconoció –en diálogo con The New York Times- que la fama fue un “trauma” en su infancia. “Mi hermano y yo solíamos decir: ‘¡Oh, lo lograste! ¡Oh, estás ileso!’”, admitió.
Cole Sprouse y Dylan Sprouse de pequeños (Getty).
Luego de reflexionar que, en su opinión, la industria puede ser dura con las mujeres y que las jóvenes actrices fueron sexualizadas en series de ese tipo, concluyó: “Empecé a actuar cuando era tan chico que en realidad no había intentado, como adulto, pensar si realmente disfrutaba de la actuación. Para ser honesto, ahora he pasado por una segunda gran ronda de esta fama. Y he notado los mismos efectos psicológicos que la fama produce en un grupo de adultos jóvenes que cuando era niño”.