Después de dos años de incertidumbre la quinta temporada de The Crown finalmente llegó a Netflix. Este mismo miércoles los diez episodios de la nueva edición arribaron a la plataforma plagados de escándalos. Esto se debe a que, en esta parte de la historia, Peter Morgan plasmó los peores tópicos de la vida de Isabel II. Pues, lo cierto es que en esta ocasión se narra desde los 90 hasta el inicio del nuevo milenio.
Es decir, ahora, The Crown se encarga de mostrar a la recientemente fallecida Isabel II en su peor estado. Hay que recordar que, en aquella década, los Windsor vivieron épocas como la separación de tres de los Príncipes reales, incluidos Carlos de Gales y Diana. A su vez, la entrevista de la venganza de la Princesa del pueblo, el annus horribilis del 92 y la posterior muerte de Diana, la cual marcó un antes y un después en la monarquía.
Tal es así que, a pesar de que se tardaron dos años en el regreso de The Crown, el trabajo que realizaron fue inmenso. La tira no sólo se trata de una gran producción a nivel histórico, sino también a nivel creación. Porque, si hay algo que siempre ha caracterizado a esta ficción es el gran trabajo que hay detrás. En cuanto a escenografía, caracterización de los personajes, ambientación y música, siempre fue una poesía audiovisual.
La quinta temporada de The Crown ya está en Netflix. Foto: (Netflix)
La gran prueba de ello es que siempre cumple con las expectativas y logra llevar al espectador a la época en cuestión. Además, por si esto fuera poco, Netflix acaba de lanzar un vídeo inédito en el que se revela parte de su gran trabajo. En el audiovisual aparecen Elizabeth Debicki y Dominic West, los intérpretes actuales de Diana y Carlos de Gales. Los actores contaron, en esta entrevista, cómo fue trabajar el acento de un Royal.
Si bien él es de origen británico, al igual que el Rey, ambos debieron imitar las voces de los aristócratas. Es por eso que lo hicieron mediante un coach vocal quien los ayudó a medir el nivel de su voz, pero también a saber cómo manejar el acento. Es que, si hay algo que ha caracterizado siempre a los Windsor es su extraña manera de hablar.