Los dibujos animados de Hanna-Barbera son, por lejos, los más populares en la historia de la televisión. Mucho antes de la proliferación de dibujos animados que se dio con el surgimiento de señales como Nickelodeon o Cartoon Network, solo ese estudio era el que lograba crear caricaturas que llegaran al público masivo. Fueron Los Picapiedras los que, sin ser los primeros, abrieron una puerta por la que pasaron todo tipo de relatos.

Entre ellos, estuvo la creación de un dibujo animado que en 1969 nació de la mente de Ken Spears y Joe Ruby. Con el tiempo, tuvo un sinfín de versiones como Los nuevos misterios de Scooby-Doo, la aparición de Scrappy y hasta una colección titulada Los 13 fantasmas de Scooby-Doo. Fue, precisamente, esta última la que causó un dolor de cabeza importante en el estudio de las caricaturas que dio personajes como Los Supersónicos o Johnny Quest.

Los 13 fantasmas de Scooby-Doo fue una idea propuesta por Mitch Schauer (quien años más tarde creó a Los Castores Cascarrabias) y contó con el trabajo de Tom Ruegger, quien en una entrevista con Mirá A Quién Encontré develó los problemas que tuvieron. “Cada serie de Scooby-Doo, antes de Los 13 fantasmas de Scooby-Doo, tenía un villano que parecía monstruo, fantasma, demonio. Algo. Y era un tipo disfrazado o una mujer disfrazada. Intentas que el malo o el monstruo se vea real pero en realidad es un tipo con un disfraz o un artilugio”, aseveró. 

Pero en 1985 esto cambió. “Con Los 13 fantasmas de Scooby-Doo dijimos: 'Ok, tenemos un cofre de demonios que se escapan y ellos tienen que atraparlos'”. Con esto, llegaron los problemas: “Fue la primera vez que en Hanna-Barbera se recibieron cartas con críticas para Scooby-Doo. Decían: 'La serie es sobre adoradores del demonio' o algo así. Los fundamentalistas de la Biblia no querían ver monstruos y fantasmas reales porque pensaban que asustaría a los niños”. Tiempo después con Un cachorro llamado Scooby-Doo volvieron a las raíces y dejaron atrás las entidades paranormales, para enfocarse en personas reales.

El dibujo animado que recibió la influencia de Scooby-Doo

En la charla con el medio mencionado, Ruegger recordó que su experiencia por las distintas versiones de Scooby-Doo le sirvieron para darle forma a una caricatura que al día de hoy lo sigue llenando de orgullo: Animaniacs. “Entre Los 13 fantasmas de Scooby-Doo y Un cachorro llamado Scooby-Doo nos pusimos algo locos. Hacíamos reportes de noticias... Cortábamos y Shaggy estaba cotando las noticias con Scooby-Doo al lado. Eran cortes raros que no se habían hecho. Esas cosas las tomé y las llevé a Tiny Toons y Animaniacs, contó. ¿Sabías que hablamos con Tom? Puedes ver la entrevista completa en este link.