Guillermo del Toro se propuso hacer su propia versión de Pinocho, pero en un formato que supone un virtuosismo técnico con suma dificultad, ya que contará con una animación stop-motion. La película estará disponible este viernes 9 de diciembre en el servicio de streaming Netflix, con las voces de Gregory Mann, Ewan McGregor, David Bradley, Tilda Swinton y Finn Wolfhard, entre otros. A continuación, nuestra opinión sin spoilers.

Su premisa se centra en el carpintero Gepetto, quien vive completamente solo en la Italia de la década del 30, mientras observa cómo el fascismo crece a su alrededor. Para cambiar su situación decide crear a un niño de madera al que llama Pinocho. Una noche, gracias a un poco de magia, el muñeco cobra vida y cumple los deseos del anciano, pero no es como esperaba, ya que no logra obedecerlo y siente atracción por las aventuras. Es así que el jovencito ahora emprenderá su propio camino, aunque se dará cuenta de que debe regresar.

A lo largo de la historia hemos visto múltiples producciones centradas en el personaje de literatura italiano creado por Carlo Collodi, como la que llegó hace unos meses a la plataforma Disney+, aunque sin el resultado deseado. En esta ocasión nos encontramos con una obra de autor y es por eso que Guillermo del Toro, quien sabe lo que es tener una huella propia, más allá de los gustos de cada uno, era uno de los indicados para estar al frente de este proyecto. Y todo es positivo.

Desde el principio, comenzamos con una cinta que abraza a animaciones de los últimos años y es posible que más de uno capte la referencia a la cual se le está guiñando un ojo. Es cierto que debemos pasar ese momento y hasta podríamos imaginar el tono del film, pero con el correr de los minutos la historia lleva al espectador a un mundo en el que la comedia y la emoción conviven de gran manera, sin sentir que quieran adquirir la atención para luego no tener una justificación.

Esto es acompañado por un equipo de animación que se encargó de darle belleza a la película con la técnica stop-motion. Cada cuadro es digno de una pieza artística y es inevitable pensar que estamos frente a un largometraje que sin dudas debe verse en una pantalla grande. Todas las cintas hay que verlas en el cine, de eso no hay dudas, pero existen casos en los que el trabajo fino, y más en un film animado, debe contar con el mayor de los recursos para ser disfrutado al cien por ciento.

Un aspecto del cual se podría hacer hincapié largamente es cuando pasamos de una simple cinta infantil al adulto, sobre todo cuando los temas políticos ganan espacio en la escena. Como mencionamos, estamos en la Italia de la década del 30 y contamos con la figura de Benito Mussolini. Pero aquí es donde el cineasta mexicano deja ver su mejor humor, ya que la ridiculización de estas personalidades atraen de una manera muy particular. Como casi siempre, no hay mejor manera que tocar los "temas serios" con la comedia.

Pinocho de Guillermo del Toro podría catalogarse de diferentes maneras, ya que reflexiona sobre diferentes cuestiones de la vida, pero podemos decir que principalmente es una gran alegoría a las relaciones entre padres e hijos, con una gran imaginación por parte del director y una mirada emotiva que logra colmar las expectativas. Si bien es cierto que podemos encontrar puntos de golpes bajos, la realidad es que todo aquí funciona y es por eso que a fin de año nos encontramos con una de las mejores películas. Ya está disponible en Netflix.