Avatar: The Way of Water (El camino del agua) se estrena en cines a partir de este jueves 15 de diciembre, siendo una secuela de la primera película que llega 13 años después. James Cameron regresa tras más de una década a la pantalla grande con la continuación de la historia que llegó a la pantalla grande en 2009 y se convirtió en el film más taquillero de todos los tiempos. Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Kate Winslet, Stephen Lang, Cliff Curtis, Joel David Moore, Giovanni Ribisi y Edie Falco, entre otros, forman parte del reparto. ¿Qué nos pareció?

 

"Después de más de una década de los eventos de la primera batalla por el control de los yacimientos mineros, cuenta la historia de la familia Sully, los problemas que los persiguen, los esfuerzos para mantenerse a salvo frente a los peligros del planeta, el retorno de la empresa minera, las batallas que luchan para mantenerse con vida y las tragedias que soportan", señala su sinopsis oficial. Antes de su lanzamiento a nivel global, ya ha sido nominada a numerosos premios, como Globos de Oro, Critics' Choice Awards y Satellite Awards.

El caso de este largometraje es más que curioso, ya que en su momento fue un éxito rotundo en recaudaciones en todo el mundo, pero no siguió con los parámetros actuales de la industria de explotar ese fenómeno en los años siguientes. Todo lo contrario, ya que James Cameron se ha tomado su tiempo para realizar esta secuela que se encuentra disponible en salas desde este jueves, pero no siempre imaginar con tiempo un proyecto puede ser fructífero y la sensación de esta cinta es que se prestó más atención a una cuestión específica que lo realmente importante.

Desde el principio, la cinta nos presenta una historia en la que tenemos nuevamente a Jake Sully junto a su familia y han pasado años desde la primera entrega, aunque aquí nuevamente tienen a sus principales amenazas: los humanos. Lo que se observa como una nueva aventura, lentamente comenzamos a notar algunos elementos utilizados en el pasado, y no de la mejor manera. En ese sentido, no es ninguna rareza si a su media hora existen sentimientos de aburrimiento ante lo que se está proyectando, ya que navega por un mar de situaciones y escenas que tienen un fin, pero en su repetición y longitud no hacen más que provocar bostezos.

Su premisa central mantiene un conflicto por el cual se ven rodeados los personajes, aunque realmente es demasiado simple si imaginamos todo el tiempo que se ha pensado para llevar adelante esta cinta. Si bien las escenas de acción y parte del desarrollo es rescatable, lo cierto es que no hemos notado ningún avance respecto a su predecesora y el pensamiento es que, si Cameron logra hacer las 5 partes que tiene pensado, ha caído en la burbuja actual del entretenimiento en el cual solamente tenemos secuelas sin razón.

Uno de los puntos por el que más se ha destacado a este universo es su parte técnica y visual. Allí seguramente existan pensamientos encontrados, ya que estéticamente todo es demasiado bello y en 3D es una experiencia que obligatoriamente debe ser vista en cines. Sin embargo, por momentos tenemos a los personajes y sus movimientos como si estuviesen en medio de un videojuego, ya que su textura proviene de este tipo de desarrolladores. Dicho esto, parece haber un exceso de CGI que podría no conmover al espectador al querer elevar el límite de la imágen.

Sabemos que existen fieles de este universo que marcó una época para algunos, pero en Avatar: The Way of Water no encontramos los méritos suficientes para justificar esta secuela, la cual ya no tenía ninguna necesidad desde el primer momento. Con una premisa bastante simple y ciertos personajes que ya deberían ser retirados para darle un aire fresco a esta saga, la película no logra su cometido y el resultado es insípido, acompañado con una digitalización sin sentido. Aguardamos novedades de la tercera entrega, a la espera de arreglar las fallas de esta cinta que no será olvidable, principalmente, por su duración.