Parecía una navidad más, un cierre de año como cualquier otro. Salvo nuevas versiones inventadas por la prensa acerca de su distanciamiento con el resto de los integrantes de Kiss, nada novedoso había en la vida de Peter Criss en 2007. Pero de repente, en cuestión de un segundo, todo su mundo se alteró por completo luego de descubrirse un extraño bulto en el pezón izquierdo.
Esa protuberancia lo alarmó porque le parecía anormal, así que fue rápidamente al médico para que le dijeran de qué se trataba. Nervioso por saber los resultados, el músico quiso pensar que era un tumor fácil de extirpar, dándose a la idea de que era una erupción habitual en hombres mayores de 60 años. Nunca imaginó el diagnóstico que le dieron: cáncer de mama.
Al escucharlo, se conmocionó y argumentó que podía tratarse de una equivocación debido a que esa enfermedad no le da a los hombres. Le confirmaron que era víctima de cáncer de mama explicándole que desafortunadamente él era uno de los mil casos que se presentaban en personas del género masculino en Nueva York.
“El corazón me golpeó el estómago y las rodillas se me doblaron”, declaró Criss cuando hizo pública su enfermedad. El primer impacto fue procesar la palabra “cáncer”, que ya en sí implica una connotación mortal. Posteriormente tuvo que asimilar la realidad de que también los varones son atacados por este mal.
Sin embargo, dentro de las buenas noticias para su causa, la acción fortuita de detectarse el bulto del pezón en su casa permitió ofrecerle un tratamiento efectivo para eliminar el tumor, que aún se hallaba en etapa benigna. El músico de 63 años no lo pensó dos veces y se sometió en febrero de 2008 a una tumorectomía y en marzo a una mastectomía.
Durante ese proceso, Criss conoció por primera vez la empatía cara a cara. Al ser el único hombre en la sala de espera del área que atendía a pacientes con cáncer de mama, se sintió incómodo, deprimido, incluso humillado en su ego. “Me fascina escucharlo cantando Beth”, “soy fan de Hard Luck Woman, es una gran canción”, “se ve más guapo con el maquillaje, eh”, “todo va a estar bien, Mr. Cat”. Con este tipo de frases, enfermeras y pacientes comenzaron a animarlo, así como a invitarlo a que no se sintiera avergonzado. Para ellas también fue significativo que una figura del rock accediera a mostrarse combatiendo a su lado la enfermedad.
Libre de cáncer, luego de recibir ese cobijo en el hospital y de saberse sobreviviente, Peter Criss inició labores de concientización y altruismo para alertar a la población sobre el cáncer de mama. Accedió a encabezar colectas y marchas a favor de mujeres de escasos recursos que no tienen para pagar sus tratamientos, organizó visitas a clínicas para convivir con mujeres que enfrentaban solas la situación, participó en tocadas para recaudar fondos, programó pláticas con fans de Kiss para propagar el mensaje de que los varones son propensos a padecer este mal.
“¡Es el gato de Kiss!”, solían exclamar las personas que lo observaban al frente de caravanas sanitarias para difundir la importancia de la autoexploración, o bien aquellas pacientes que lo veían entrar de sorpresa en la sala de espera para cantarles Beth o Hard Luck Woman.
De igual forma, cada vez que alguien se acercaba a pedirle una foto o un autógrafo, Mr. Cat les conminaba a autoexplorarse. Bueno, continúa haciéndolo, pero en medida de lo que le permiten sus 75 años.