Vuelve el veterano mercenario Barney Esquizo Ross (Sylvester Stallone) y su equipo de estrellas en Los Indestructibles 4. Integrado por los humanos más rudos (Jason Statham, Dolph Lundgren, 50 Cent, Megan Fox), el colectivo afronta un nuevo desafío, en una trama cargada de acción. Para superarlo y salir airosos, deberán recurrir a su ingenio, experiencia y a la fuerza bruta que los caracteriza.

¿Cómo es Los Indestructibles 4?

Aquí ya no hay cariño por nada. Sylvester Stallone perdió el respeto por sí mismo al impulsar proyectos de este tipo. Sobre todo cuando habíamos visto un material reciente tan bueno de él como lo era Tulsa King. La idea de un cúmulo de actores con perfil de héroe de acción peleando entre sí mismos o contra la amenaza de turno ya se había agotado en la segunda película.

Es que las cosas se sienten hechas con un desinterés mayor y una despreocupación que llega a ser horrible. El montaje no tiene sentido en relación con los tiempos de la historia, los tanques explotan antes de que le lleguen los misiles, los eventos ocurren aunque no tengan coherencia.

La situación es agotadora en un momento. A tal punto que ya no queda más que reírse de lo que estás viendo para no sumirse en el sufrimiento el resto del largometraje.

Probablemente, en los 80’s o 90’s esto habría sido un hitazo de figuras impolutas, con interminables cargas de armamento y una resistencia que los posicionaría como inmortales. Eso además de un humor de grueso calibre que, como dicen los jóvenes, da cringe escucharlo en las interacciones de los personajes.

El villano está desaprovechado en sus capacidades físicas. Ponen a una mujer a liderar, pero no lidera nada; es como un saludo a la bandera de los cambios culturales, pero sin darle todas las responsabilidades. Prácticamente nada es interesante, llamativo o siquiera emotivo.

Por todo esto y más, Los Indestructibles 4 parece una película absolutamente fuera de su tiempo. Medianamente obsoleta, sobre todo si se piensa en que este año existen entregas de acción con una musculatura y naturaleza kinética mucho más pulida, que este pobre ejercicio con tufillo a viejas glorias.