En Cazadores en Tierras Inhóspitas, años después de que Seúl se convirtiera en un páramo post apocalíptico, un rudo cazador decide hacer justicia por mano propia cuando un doctor trastornado que experimenta con humanos secuestra a su joven amiga.

Menos es más. Es la idea que queda dando vueltas después de ver la nueva película original coreana de Netflix que, básicamente, hace todo lo contrario. Es que se trata de una entrega que apuesta por los excesos desbordantes que no siempre arrojan un saldo positivo en sus intenciones. Además de que su sustento narrativo es más bien pobre.

Es que parte siendo una película de catástrofe, e incorpora elementos desfachatados de comedia. Luego, las cosas se vuelven medianamente caricaturescas cuando se detona una acción trepidante e hipnótica para el ojo; para luego volverse un thriller post-apocalíptico de ciencia ficción, que también incluye a un científico loco y zombies. Una locura absoluta.

Hay tintes de Mad Max, también de algo parecido a las películas de Roland Emmerich, un regusto a Terminator y hasta tonalidades de Tren a Busan. Una esquizofrenia pura.

Puede que en esa demente combinación radique su valor para los fans más permisivos, pero el resultado no termina de ser sabroso. Existe algo que no termina de conectar.

Cazadores en Tierras Inhóspitas: ¿Cómo es la película de acción coreana de Netflix?

La historia es débil. Carece de giros sorprendentes o novedosos, o al menos explicaciones que cautiven al espectador para que entienda lo que ocurre. Todo es porque es, y mientras más ingredientes se le podía meter al caldo, vamos sumándolos sin justificación alguna.

Los protagonistas actúan por un vínculo emotivo, que se entiende sobre todo por sus perspectivas más bien desinteresadas y que son presentadas escuetamente en un principio. Pero, en tanto, las motivaciones del villano son frágiles en la mera justificación de sus actos como el ánimo de resucitar a su hija, quien aparentemente fallece en el terremoto del comienzo. Su aparición -bastante tardía en la trama, por cierto- se alimenta de sembrar dudas sobre lo que está haciendo y en guardarse las respuestas a las mismas. Todo queda medio en el aire, difuso, dilatando el interés de quien observa.

Eso sí, hay algo que concederle a la película y es que sus escenas de acción, sobre todo las de combate cuerpo a cuerpo, lucen realmente increíbles. Registradas en varios momentos como planos secuencias e inquietos movimientos de cámaras, estos pasajes de la película sin duda conquistan el ojo y te hacen sentir que valió la pena el tiempo invertido en este visionado. Pero, claro, éstas no sostienen del todo la producción, que sin duda se siente coja especialmente en el frente de la historia.

Cazadores en Tierras Inhóspitas es una mezcolanza de géneros cinematográficos, muy inestable precisamente por su indecisión a la hora de ajustarse firmemente a uno de ellos, que deja más bien un sabor amargo e insatisfactorio a la hora de completar su minutaje. Hija apócrifa de Sobrevivientes, ésta última una de las mejores películas coreanas comerciales recientes.