Sin Aliento es la película de Netflix que sigue la historia de Roxana, una buceadora que se enamora del campeón de ese deporte, Pascal Gaulthier, y juntos desarrollan un vínculo absolutamente ligado a esa disciplina donde ella comienza a superar un límite detrás del otro pero, ¿es este comportamiento saludable? La trama de esta cinta está basada en la vida de una deportista real.

¿Quién es la figura en la que se basó Sin Aliento? Se trata de Audrey Mestre, que nació el 11 de agosto de 1974 y desde muy temprana edad estuvo en contacto con los deportes acuáticos. Su abuelo y su madre se dedicaban a la pesca submarina y ella resultó ganadora de su primera medalla de oro en natación a los 3 años. Ya adolescente, a la edad de 16, recibió la licencia de buceadora recreativa.

En la década del 90 su familia migró a México donde ella estudió Biología Marina y en su tesis doctoral centrada en la fisiología del buceo buscó demostrar que una vez sumergido a grandes profundidades el cuerpo humano sufre una alteración particular: los pulmones se llenan de plasma. Posteriormente ella conocería a quien fuera el amor de su vida, el apneista cubano Francisco Ferreras.

Una vida en el deporte y un destino trágico

Juntos se mudaron a Miami donde él se convirtió en su entrenador de buceo libre y lograron establecer muchos récords sumergiéndose a increíbles profundidades. Sin embargo, la fatalidad esperaba por Audrey que en octubre de 2002 intentó romper un récord de 160 m de profundidad lo que logró sumergiéndose a 171 m pero un fallo técnico impidió que ella regresara a la superficie perdiendo la vida en el acto.

Al año siguiente Francisco Ferreras realizó la misma inmersión que su difunta esposa alcanzando la profundidad a la que llegó Audrey para dejarle un ramo de flores rindiéndole un sentido homenaje demostrando todo el amor que se tuvieron en vida. El conmovedor acto fue registrado en cámara por el exitoso director de cine de Hollywood, James Cameron, un reconocido admirador del océano y sus misterios.

El cuerpo de Audrey Mestre fue cremado y sus cenizas dispersadas en alta mar por Francisco Ferreras acompañado en ese emotivo momento por los padres de la buceadora. En 2002 la deportista fue incluida en el "Women Divers Hall of Fame", el cuadro de honor de las mujeres submarinistas, y en agosto de 2004 su marido publicó un libro narrando su historia titulado The Dive: A Story of Love and Obsession.