Hace cerca de 15 años, Sean Penn estrenaba en salas una de las películas que se convirtió en un ícono de los antisistema: Into the wild. Protagonizada por Emile Hirsch, contó la historia verídica de Christopher McCandless, un joven que lo tenía todo pero que un día decidió dejarlo de lado para vivir una experiencia más extrema en conexión directa con la naturaleza. De esta forma, emprendió un viaje hasta Alaska, en donde perdió la vida tras quedar atrapado en un bus abandonado que hizo que muera de inanición.

Mientras para muchos la película es un símbolo de lo que se puede hacer en un viaje de autodescubrimiento, para otros no es más que otra forma de romantizar un estilo de vida imposible para la época que transitamos. Fue tal el impacto que tuvo la historia de McCandless que no solo se volvió él una suerte de mártir sino que también el bus en donde perdió la vida se convirtió en su altar. Esto, tuvo como resultado una gran cantidad de jóvenes perdidos en busca de este vehículo que finalmente fue retirado por las autoridades de Canadá para desalentar a los aventureros que iban en su búsqueda.

Es que, el viaje de Christopher McCandless parece muy bello si se lo ve a través de la lente de Sean Penn, que se encarga de contar los mejores momentos de la vida de este joven (replicados a partir de un libro escrito por el periodista Jon Krakauer. Claro que Sean Penn también se encargó de mostrar el costado más arduo del final de este joven, cuando después de adoptar su nuevo pseudónimo, Alexander Supertramp, comenzó a sufrir cada vez más por la falta de comida y por las bajas temperaturas de Alaska. 

+El duro trabajo de Emile Hirsch en Into the wild

Para poder replicar el viaje de Alexander Supertramp en Into the wild, Sean Penn le propuso a todo su equipo (Emile Hirsch incluido) rodar en orden cronológico la historia de este aventurero. De esta forma, sería mucho más fácil para el actor meterse en la piel del joven y cómo fue transitando cada uno de sus pasos hasta llegar a Alaska. Esto, por supuesto, implicó que el artista que vimos en films como Lords of Dogtown y Meteoro tuviera que perder mucho peso para las escenas finales.

Derek Hill, diseñador de producción de Into the wild, conversó con Mirá A Quién Encontré sobre lo difícil que fue para Emile Hirsch hacer este proceso. “Tenía una dieta especial porque tenía que perder peso. Íbamos a comer y nos traían la comida y a él le mandaban el menú especial por correo. Cuando conocí a Emile pesaba 77 kilos. Así que hizo su parte, estuvo bien: perdió medio kilo, dos kilos y medio, cuatro kilos y medio, siete kilos. Después se empezó a poner duro”, recordó. De acuerdo a Hill, el actor ya no podía cenar con ellos y no podían hablarle porque, según dijo Sean Penn, le estaba “afectando” severamente. “El día que hicimos la escena del oso pesaba 51 kilos. Básicamente se mató de hambre para interpretar ese papel”, contó el realizador en la entrevista.