La amas o la odias. Así de divididas están las críticas que recibió Don’t Look Up tras su estreno en Netflix el pasado 24 de diciembre. En Rotten Tomatoes se había anticipado que no se trataba de una producción sólida, pero como suele suceder en este tipo de historias, muchas veces la audiencia discrepa con la prensa especializada. Para muchos, la potencia del mensaje resignficado en un contexto en el que existen personas que niegan la pandemia, es incuestionable. Para otros tantos, lo subrayado de esa misma crítica la vuelve aburrida y repetitiva.
Don’t Look Up fue dirigida por Adam McKay, responsable de producciones como Vice y The Big Short, que muy bien supieron construir una sátira de hechos reales como la llegada de Dick Cheney y la crisis inmobiliaria del 2008, respectivamente. Protagonizada por Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio, junto a figuras de la talla de Jonah Hill, Meryl Streep, Timothée Chalamet y Mark Rylance, se enmarca dentro del cine de tragedia.
La historia se centra en un profesor de la universidad especializado en astronomía y su mejor estudiante, Kate Dibiasky, candidata a una beca doctoral, quienes descubren un cuerpo celeste extraño. Pronto comprenderán que se trata de un asteroide de tamaño letal que está camino a impactar en la Tierra, por lo que deciden advertirle a la figura presidencial, Janie Orlean (Meryl Streep) que al principio los ignora y está más preocupada por su imagen política.
Hacia el final de la historia, una vez concluido el metraje principal y terminados los créditos, se pueden ver dos escenas postcréditos. Mientras la segunda es la más evidente, con el personaje de Jonah Hill como el único sobreviviente de la catástrofe, la segunda muestra a los millonarios que se lograron escapar en cápsulas espaciales donde estuvieron congelados por miles de años hasta que encontraron un planeta habitable. Allí Janie Orlean es devorada por una extraña criatura.
Meryl Streep es la máxima autoridad de los Estados Unidos. (Netflix)
Se trata de un Brontaroc, un animal parecido a un dinosaurio que claramente no existe en la vida real, que la empresa de Peter Isherwell había anticipado a través de algoritmos que sería la que terminara con su vida, aún cuando ni siquiera sabían de su existencia. A partir de ese momento, Isherwell le recomienda al resto de los sobrevivientes que no se acerquen a estas criaturas.
El peso de Don’t Look Up en un contexto como el actual
Jonah Hill protagoniza la segunda escena postcréditos. (Netflix)
McKay plantea este film como una crítica evidente a un amplio sector de la población mundial que no solo no se quiere vacunar sino que hasta descree de las recomendaciones científicas o, directamente, menosprecia la letalidad del coronavirus. Don’t Look Up es una película sumamente necesaria por ese mensaje que lleva, más allá de las pocas sutilezas con las que lo haga, que en un contexto como el actual se vuelve un espejo de la sociedad negacionista que no quiere creer en la pandemia. El principal problema radica, como se sabe, entre los no vacunados, que más allá de tener más probabilidades de fallecer, son las que también potencian las posibilidades de que el virus mute.