Año tras año miles de mujeres embarazadas ingresan a clínicas mexicanas para convertirse en madres entre ambientes obstétricos violentos, instalaciones sobresaturadas y atmósferas densas. La experiencia de parir se convierte en un suceso traumático para muchas de ellas, quienes además afrontan sin compañía de su pareja el alumbramiento. Ese sistema de salud, imperante en las grandes ciudades, obliga a diversos cuestionamientos después de ver Birth Wars, un trabajo de Janet Jarman.
Seleccionado para exhibirse en el Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente de México,este documental se centra en explorar la partería en nuestro país, una opción de salud materna tradicional en comunidades rurales que es estigmatizada y satanizada por profesionales de la medicina, pero al que cientos de mujeres prefieren para traer un hijo al mundo, entre otras cosas, porque evitan maltrato y humillaciones.
También están aquellas jóvenes y adultas que recurren a esa alternativa ante la carencia de sustento económico y accesibilidad a servicios de salud, así como por el hecho de residir en comunidades aisladas o sin infraestructura hospitalaria.“Con mi historia quiero contar cómo mejorar la experiencia para las mujeres embarazadas a través de la partería”, comenta Janet Jarman a Spoiler acerca del mensaje que envía su película.
“Quería mostrar el trabajo de las parteras. Vi que se ganaban el respeto por parte de muchas comunidades, de muchas familias. Su forma de tratar a la mujer durante el embarazo, el parto y después de parir fue un modelo obstétrico que me fascinó”, cuenta la directora tras haber explorado el trabajo de partería en Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
Experimentada fotógrafa, Janet quiso transitar de la foto fija a la cámara en movimiento luego de adentrarse por completo en los contrastes de la salud materna en México. En este sentido, un punto que contribuyó a definirse para hacer el documental fue la forma con que el sistema de salud nacional nulifica a la mujer para opinar siquiera sobre un suceso vital en su maternidad como lo es dar a luz.
“El sistema de salud en México es un sistema de poder, hablamos de un sistema de poder. Con la salud materna, este sistema de poder le ha quitado a la mujer la oportunidad de tomar decisiones sobre su propio parto. En cambio, el modelo de partería es una manera de poner a la mujer en el centro de ese proceso y vivir el parto como ella quiere”, matiza Janet.
¿Puede retroalimentarse la medicina de la partería tradicional? Esa duda también se plantea en la actualidad, sobre todo porque empieza a hablarse y a ser más visible el tema de la violencia obstétrica que se ejerce contra las mujeres en hospitales por parte del cuerpo médico y enfermería.
“He conocido personal médico que después de haber visto a una partera trabajar, su opinión cambia por completo. Cuando se dan la oportunidad de ver su labor, se abren a la posibilidad de pensar en integrarla a su sistema”, agrega la directora.
Otra inquietud que genera Birth Wars en el espectador consiste en saber qué papel juegan los hombres como compañeros de una mujer embarazada en el proceso de parto, esto luego de que esa figura masculina forma parte de la historia.“Cuando empecé a ver las lágrimas de los varones al estar junto a su pareja fue conmovedor. Eso te demuestra que sí puede haber más hombres sumándose a lograr este vínculo tan especial para la mujer al parir”, puntualiza Janet.
El anhelo de ser mamá en México no solamente implica entusiasmarse con comprar prendas para bebé y planear un futuro junto al hijo. También conlleva darle justo valor al hecho de parir, un instante que puede marcar para bien o para mal a la mujer en el tiempo posterior con base en la experiencia que haya vivido. Por tal motivo, como lo considera Janet Jarman es momento de alejar el prejuicio hacia la partería tradicional.
*Birth Wars es uno de los títulos seleccionados para exhibirse en Cinema Planeta 13.