Durante el Festival Internacional de Morelia (FICM) de 2017, Ayer maravilla fui cautivó al público y a la crítica asistente. Quienes no pudieron ver la película, pero tuvieron noción del impacto que causó, querían verla lo más pronto posible. Sin embargo, su deseo no se cumplió a la brevedad.

Este trabajo de Gabriel Mariño tuvo que enfrentarse a ese obstáculo que es el proceso de distribución y exhibición en México, un mal que relega a los títulos que son diferentes o ajenos a lo que dicta el mainstream. Por fortuna, cuando una película es buena y habla por sí sola, encuentra cabida en distintos espacios.

 

Ayer maravilla fui halló en circuitos independientes un nicho para mantenerse con vida y darse a conocer. Fue gracias a esos lugares que empezó a recomendarse de boca en boca y de tweet en tweet. ¿Qué tenía esa película que le gustó tanto a la gente e intrigó a mucha más? 

Debió llegar en 2021 -en medio de una pandemia y entre temores de estar cerca unos de otros- la posibilidad de que se exhibiera en cines alrededor del país, destacándose la Cineteca Nacional como el gran foro. Quienes asistieron a las salas continuaron con la inusitada dinámica de recomendarla en redes sociales. 

Bueno, hoy día la película forma parte del catálogo de Amazon Prime. Sí, también llegó al streaming. Y de eso hablamos con su director.

¿De qué va?

Un ser/ente cambia de cuerpo constantemente por determinado tiempo y sin ninguna explicación. Puede ser hombre, mujer, anciano, niño. Este personaje, solitario y enigmático, vive en la Ciudad de México, lugar donde se enamora de Luisa, una joven estilista. A través de la esencia, y no de la apariencia, intentará comunicarse con ella con la ilusión de comenzar una relación.

Gabriel, ¿has vuelto a ver tu película en estos tiempos de pandemia? Ahorita te digo el porqué de mi pregunta.

Fíjate que solamente algunas partes, secuencias o ciertos momentos. Pero no la he visto de inicio a fin en esta época pandémica.

Te hago esa pregunta porque Ayer maravilla fui en una primera lectura es una película hermosa y amorosa. Pero al verla después de todo lo que hemos vivido en la pandemia, resulta doblemente hermosa y amorosa. En primera porque nos recuerda que lo importante en el trayecto de amar es la esencia, no la apariencia. Y en segunda porque a quienes habitamos la Ciudad de México, nos enchina la piel al permitirnos revalorar esta ciudad que amamos.

Gracias por lo que dices. Quiero conectar tu comentario con la visión que tuve al hacer la película, ya que quería que tuviera un tono entre fantasmagórico y evocativo. Hubo momentos que durante el confinamiento los sentíamos como instantes de nostalgia, fantasmales, muy melancólicos. Por ejemplo, si llegábamos a salir a algún lado podíamos sentirnos como si estuviéramos en una especie de limbo, perdidos. Extrañábamos pero teníamos miedo. En ese sentido, la película puede tener un eco en algunas personas.

Por otra parte, yo tengo una relación de amor-odio con la Ciudad de México. La amo y odio por igual. La disfruto y la sufro al mismo tiempo. Por eso quería retratar una serie de lugares y atmósferas que me gustan mucho o que significan algo para mí. Esos espacios que se ven en pantalla también son sitios que tienen vínculo con la gente del crew. Mira, la casa donde vive el ente es la casa donde vivió el fotógrafo (Iván Hernández) cuando era estudiante de cine. O el salón de belleza es al que iba mi madre a cortarse el cabello. Son lugares que caminamos, habitamos y vivimos, por lo que les tenemos un especial aprecio. Queríamos dejar ese testamento en la película, por eso dan la impresión de haber sido elegidos con afecto. Por eso causan esa sensación.

Vemos a tu personaje que nos conduce hacia el enamoramiento, amor u obsesión por una persona que es su objeto del deseo. Cada vez que cambia de cuerpo, podemos ver que su sentimiento es incorruptible y que tiene memoria. ¿Cómo darle una definición a la película? ¿Es romance, ciencia ficción? Porque como ciencia ficción es extraordinario que no hayas requerido de artilugios con efectos especiales.

Me gusta mucho la ciencia ficción. Soy un cinéfilo que ve de todo. Me formé y me crié viendo Volver al futuro,Robocop, Terminator, así como otras películas que no eran de Hollywood pero que tenían ritmos distintos, temas diferentes y que eran más reflexivas. Por eso es que tenía y tengo ganas de explorar géneros que ligaran a la ciencia ficción, el terror y otros más.

Tristemente las películas de ciencia ficción son asociadas a grandes presupuestos. Hollywood es la voz cantante en llevar a la pantalla estos géneros con presupuestos elevados. Pero existen otras cinematografías que tocan estos géneros sin tener esos mismos medios. Es más, aunque los tuvieran, el dinero lo utilizarían de otra manera. Quise irme por ese lado digamos austero.

Para mí, la ciencia ficción no es sinónimo de grandes presupuestos. Con Ayer maravilla fui me pareció que podíamos hacer una historia fantástica con herramientas cinematográficas que son propias del cine puro y que son creíbles, como puede ser un corte directo, tal como lo vemos en la película: un hombre viejo se acuesta en una cama y luego vemos que se levanta con la personalidad de una mujer. Con eso narré que cambió de cuerpo. No necesité de animación, explosiones, ni esas cosas.

En el caso de esta película, la ciencia ficción es un vehículo para plantear escenarios improbables sobre la realidad. Con base en esos escenarios, me pregunto cuestiones acerca de la condición humana de manera más profunda. ¿Qué implica un ente que cambia de cuerpo y está enamorado? Utilicé la fantasía para cuestionar si el amor puede trascender en cuerpos, edades o géneros diferentes.

Puedo decirte que es una película fantástica, de toques fantásticos que se acercan a la ciencia ficción y se mueve entre el amor.

Ayer maravilla fui es una película que ha sido muy recibida por un gran sector, pero hay otros espectadores a los que se les ha dificultado. Y es que vivimos un periodo donde se nos han impuesto contenidos que nos explican todo, que no dan permiso a la reflexión o a cuestionamientos.

Soy un tipo que disfruta ver las películas de Marvel. Unas me gustan y otras me parecen pésimas. Pero con este fenómeno de las películas de superhéroes, la información que se le brinda al público es completamente digerida y rápida. Esa información es la misma aunque se las digas tres o cuatro veces en la película, es la misma, pero se las repiten para que les quede todo clarísimo. Son contenidos hechos para emocionarse de manera efímera. Las emociones son desechables.

En cambio, cuando produces emociones sin necesidad de dar todas las respuestas, generas en la gente cuestionamientos y dudas. Pones la mente del espectador a trabajar y ese espectador pone de su parte enganchándose con esas historias de emociones duraderas. O puede suceder lo contrario, es decir, que no le agrade para nada y prefiera ver fast food visual. Está en su derecho,

Te cuento una anécdota al respecto. Me llegó un mail. Era de una chica donde me escribía que Ayer maravilla fui le había gustado mucho, pero que por favor le explicara el final porque no sabía si era un desenlace alegre o triste. Tenía ganas de saber qué pensaba el personaje, qué iba a pasar con el ente después. Entonces le respondí diciéndole que esa respuesta dependía de ella y de lo que sentía o pensaba.

Ese mail fue música para mí. Me fascinó leer el correo de una persona que se tomó el tiempo para escribirme y preguntar acerca del final de la película. Eso significa que sí pudimos entrar en un diálogo entre espectador y director de manera más profunda. Eso me pareció increíble.

¿Cómo te sientes después de que la película sí pudo estrenarse en cines y ahora llega a Amazon Prime?

Lo que no me entusiasmaba era la forma en que están diseñadas las reglas de distribución y exhibición en México con este tipo de películas. No las dejan competir, no se les permite hacerlo frente a lo que se exhibe de Marvel y Hollywood. Generalmente es un trato muy indigno el que se le da a nuestras películas.

Creo más en los circuitos de exhibición alternativos como cineclubes, salas de cine locales, cinetecas estatales, Cineteca Nacional, foros, cines pequeños. Son un nicho saludable porque las películas se ven y son apreciadas, viven bien ahí. 

Sobre su llegada al streaming, me encanta que sea en Amazon Prime porque habrá gente que se tope la película y no tenga idea de ella, pero por alguna extraña razón le darán play y en una de esas les gusta. Es interesante que estas películas que batallan demasiado para llegar a cines, ahora con el streaming sean más fáciles de llegar al público. Estoy contento.

En lo que debió ser la primera pregunta, ¿por qué el título de Ayer maravilla fui? Es un título hermoso.

Surge de una historia personal. Muchos piensan que es por la canción de La Llorona, que a su vez toma esa parte de un verso de Góngora. Pero no lo saqué de ahí. 

Mi papá estudió cine. Cuando era joven hizo un par de documentales. Uno de ellos era sobre una fábrica textilera en Puebla que de tener grandes años de bonanza vino a menos. Y a ese documental le puso Ayer maravilla fui. 

Al momento de titular mi película creí que era buena idea rescatar ese título a la luz. Fue un título que siempre se quedó conmigo, desde niño. Pensé que hacía bonito juego con la historia de mi película, con mi persona.