Presumir de trabajar con Woody Allen no es algo que sea bien visto en la actualidad debido a la cultura de la cancelación. Hoy día existe repudio hacia su figura por acusaciones de abuso en su contra, específicamente en perjuicio de Dylan, hija adoptiva que tuvo con la actriz Mia Farrow. Para sus detractores, su obra pasa incluso a segundo plano. 

Sin embargo, hace dos décadas era motivo de orgullo. El nombre del cineasta neoyorquino significaba mucho, demasiado. Para muchos mexicanos que tocaban puertas en Hollywood, mayor aún. Tal fue el caso de Alfonso Arau, director que pudo y puede jactarse de haber dirigido a Allen en Picking Up the Pieces (Cachitos picados), una comedia de humor negro hecha en el año 2000 y que llegó a México en 2017.

 

Pero en nuestro país se pensaba distinto. El filme no llamó la atención de distribuidores y exhibidoras en aquel momento. Y eso que contaba con un gran reparto: Sharon Stone, Kiefer Sutherland, Fran Drescher, Joseph Gordon-Levitt, Elliott Gould. Ni siquiera por la presencia de David Schwimmer (actor que se popularizó por su participación en la exitosa serie Friends) fue atractiva para que llegara a cartelera. 

Tuvieron que pasar 17 años para que fuera tomada en cuenta en México, aunque no por las cadenas comerciales. Fue gracias a una retrospectiva de la Cineteca Nacional que pudo verse por primera vez en nuestro territorio. ¿De qué va la historia? Tex Cowley (Woody Allen) asesina y destaza a su esposa Candy (Sharon Stone) tras descubrir que le es infiel con el sheriff Bobo (Kiefer Sutherland). En su intención por desaparecer los restos del cadáver, se pierde una mano que es encontrada por una mujer ciega que recupera la vista en cuanto toca la extremidad, dando por hecho que se trata de una mano milagrosa a la que se le rinde culto.

Para Arau no fue tan complejo dirigir a Allen. Ambos se formaron en la comedia, así que se entendieron bien. Por otra parte, el mexicano tenía completa noción del dominio de improvisación que maneja su colega estadounidense, así que solamente le dio indicaciones de movimientos frente a cámara dándole libertad de inventar los diálogos.

Arau comentó en 2017 que se rió mucho en aquella filmación. Compartió que se le echó a perder el sonido en varias ocasiones debido a la risa que le causaba el humor de Allen en el set. Lo consideró un genio, un fuera de serie para trabajar. En resumen, su experiencia fue grata. 

Pese a ello, Picking Up the Pieces pasó de noche para el público mexicano. Bien puede decirse que no existió por casi 20 años. Aparece como dato curricular en la filmografía de Alfonso Arau, no obstante es inexistente para los espectadores. Y parece que así continuará porque la trama y su protagonista no son una buena combinación en la actualidad del mundo.