La lucha libre contemporánea no se entiende sin Octagón. Su gran auge en la década de los noventa impulsó su carrera en varios sentidos. Uno de ellos fue su llegada al cine con dos películas que revivieron el cine de luchadores y se convirtieron en éxitos de taquilla: Octagón y Atlantis: La revancha y Octagón y Máscara Sagrada: Lucha a muerte.

Menospreciadas por muchos, criticadas por otros, ambas películas atrajeron al público. Provocaron buenas entradas al grado de permanecer 16 semanas en cartelera. Contrario a las historias fantásticas que caracterizaron a las películas de El Santo, Octagón protagonizó tramas relacionadas con asuntos delictivos: tráfico de armas y robo de arte.

De escaso presupuesto, muy en tono de contenidos serie B, las películas se han vuelto objeto de culto con el paso del tiempo. Para los aficionados de la lucha libre son una reliquia obligada de poseer, o de ver infinidad de veces. Para amantes del kitsch también significan una especie de tesoro por rescatar y preservar.

A 30 años de su estreno platicamos con Octagón acerca del fenómeno alcanzado por su figura tanto arriba de un ring como en la pantalla grande.

Entrevista con Octagón

Se cumplen 30 años del estreno de las películas Octagón y Atlantis: La revancha y Octagón y Máscara Sagrada: Lucha a muerte. Vamos a rememorar esos filmes porque en su momento fueron un trancazo comercial. Hoy día son de culto.

Uy, sí. ¡Octagón y Atlantis, Octagón y Máscara Sagrada!

¿A quién se le ocurrió la idea de llevar al luchador Octagón al cine?

Fernando Pérez Gavilán, el director. Antes él trabajaba en Televicine. También tuvo que ver Alberto Pedret, que era actor de doblaje y hacía las voces de personajes que aparecen en la película. La idea fue de ellos.

Así fue que empecé a incursionar en el cine. Creo que hacer cine es perdurar en el gusto del público, y nosotros en 1992 estábamos bastante fuertes. Habrás de acordarte que fue una etapa donde resurgió la lucha libre en televisión. Esas películas las hice con Atlantis, que era una de mis parejas programadas en funciones, y con Máscara Sagrada, con quien había sido campeón nacional de tercias. En la Arena México hicimos muchas cosas juntos, eso despertó el interés para la idea de llegar a la pantalla grande.

Cuando le dicen “oye Octagón, queremos hacer una película contigo”, ¿qué pensó usted?

Estaba encantado de la vida. La afición era muy generosa conmigo y con mi carrera, así que lo menos que podía hacer era corresponder a ese trato. El público estaba muy atento a todo lo que hacía dentro y fuera del ring, por eso es que hacer cine fue muy importante. Fue una manera de darles otro gusto.

Y en el cine de luchadores, el antecedente que todos tenemos ubicado tiene que ver con las películas de El Santo. ¿Usted las veía?

Sí, claro. El Santo hizo un montón de películas. Blue Demon y Huracán Ramírez también fueron luchadores que hicieron cine. Ver esas películas, como las de Santo contra las momias, significa una época bonita de la lucha libre en su relación con el cine.

No es lo mismo estar frente al público en una arena que estar frente a una cámara. ¿Impone la cámara?

Sí, sí impone. Afortunadamente estábamos acostumbrados a la televisión, por eso la cámara no era algo desconocido para nosotros. Lo que sí no sabíamos era cómo se filmaba para cine. Conforme al paso de los días, nos fuimos adaptando y ya éramos como hermanos la cámara y nosotros.

¿Fue a ver la película sin máscara para ver cómo reaccionaba el público?

No, nunca fui al cine para saber cómo reaccionaba la gente. Pero lo que sí hacíamos Atlantis y yo era ir a los cines para firmar autógrafos antes de que el público entrara a las salas. Vivimos muchas anécdotas.

Por ejemplo, nosotros no tuvimos la oportunidad de poder convivir con actores del reparto en las filmaciones. No pudimos estar con Manuel Ojeda, Salvador Sánchez, Agustín Bernal, y muchos más. Eso fue porque terminábamos de luchar en la noche y nos íbamos a filmar en la madrugada. O regresábamos de un estado al que habíamos ido a luchar y corríamos a filmar. No hubo forma de interactuar con ellos durante las tres semanas en que duró el rodaje de cada película.

¿Qué significó para usted que mucha gente fuera a ver la película?

Fue una satisfacción muy grande. Octagón y Atlantis: La revancha permaneció 16 semanas en cartelera. Eso fue algo impactante porque había otras películas que no duraban tanto tiempo exhibiéndose. Para nosotros fue fascinante estar 16 semanas en cartelera e ir a los cines para convivir con el público antes de que entrara a la sala.

Octagón es un personaje cinematográfico desde el nombre. Recordemos la película que protagonizó Chuck Norris.

Mi nombre de luchador sale precisamente de esa película, Octagón. Chuck Norris es uno de mis grandes ídolos. Cuando lo vi en ese trabajo decidí que me llamaría así. Una escena que se me quedó muy grabada es cuando él camina por un puente colgante y se enfrenta contra un ninja. Yo quería hacer eso mismo pero en el ring, y lo hice.

¿Se ha vuelto a ver en las películas que hizo?

Fíjate que sí. En algún momento, las películas con Atlantis y Máscara Sagrada estuvieron en Netflix. Allí pude verlas. Las vi y concluyo que no lo hicimos tan mal, eh. Cierto, no había mucha producción, pero no lo hicimos nada mal. Mucho ayudó tener a un hombre de experiencia como Fernando Pérez Gavilán y a actores como Manuel Ojeda y Salvador Sánchez.