Pasaron varias semanas desde el estreno de Top Gun: Maverick y la película sigue dando que hablar. No solo se convirtió en el estreno más taquillero en la historia de la carrera de Tom Cruise, con 1.100 millones de dólares recaudados, sino que también demostró que cuando las secuelas están hechas con amor y dedicación, pueden ser incluso mejores que las películas originales.

La secuela de Top Gun estuvo protagonizada por Tom Cruise pero también por figuras como Jennifer Connelly y Miles Teller. Fue éste último el que tuvo un rol más importante ya que le tocó encarnar a Rooster, el hijo de Goose que en la primera cinta había sido el mejor amigo de Maverick y había fallecido por una eyección fallida del jet. Por eso, la química entre Cruise y Teller era crucial; de cómo se llevaran dependía gran parte del éxito de la historia.

Parece que la relación entre ambos fue tan buena que hasta hubo espacio para las humoradas. En una entrevista con Seth Meyers, Miles Teller recordó cómo fue una de las historias que jamás olvidará del rodaje de Top Gun: Maverick, que incluyó una visita al doctor, un baño en avena y una humorada en la que salió perdiendo con Tom Cruise, que fue mucho más veloz y perspicaz que él con su respuesta.

+La alergia de Miles Teller

En el rodaje de Top Gun: Maverick, Miles Teller terminó un día con una reacción alérgica por el vuelo de prueba realizado con el resto del equipo. Según recordó el protagonista de Whiplash, cuando se bajó del jet tenía el cuerpo “cubierto de urticaria de pies a cabeza”. De hecho, señaló: “Aterrizamos y fue como, ‘viejo, no me siento muy bien’. Tenía mucho calor y me picaba totalmente todo”. Por esta razón, la producción decidió llevarlo al médico.

Teller recordó que la noche en la que le salió la reacción alérgica terminó bañándose en avena para bajar la comezón. “Tengo la piel sensible en todo el cuerpo, para ser sincero”, dijo entre risas. Luego, recordó: “Fui al doctor y tenía el resultado del análisis de sangre. Tenía: retardante de llamas, pesticida y combustible de avión en la sangre. Entonces, pensé: ‘Un momento, esto es genial’. Al otro día fui al set y Tom me dijo. ‘¿Cómo te fue, Miles?’, y le contesté: ‘Bueno, parece que tengo combustible de avión en las venas’. Y sin siquiera inmutarse, Tom me dice: ‘Yo nací con eso, niño’”.