Este 20 de enero se estrenó la serie Volver a caer en Vix Plus. Es producida y protagonizada por Kate del Castillo, quien interpreta a Anna Montes de Oca, una heroína nacional a nivel deportivo como clavadista olímpica y ganadora de medalla de oro. Su vida cambia cuando mantiene una aventura con el músico Vico (Maxi Iglesias). Como figura pública que es, se enfrentará al juicio social y de sus entornos.

La serie se basa en la novela Anna Karenina, escrita por León Tolstói. Asimismo se influencia en la serie australiana The Beautiful Lie (2015), dirigida por Glendyn Ivin y Peter Salmon. La versión mexicana es dirigida por Hari Sama, director de El sueño de Lu (2011) y Esto no es Berlín (2019).

Conversamos con él en Spoiler acerca de este trabajo, su relación con el escrito original y la colaboración con Kate del Castillo en su intención de generar nuevos contenidos como actriz y productora.

Entrevista con Hari Sama, director de Volver a caer

¿Con qué tipo de adaptación de Anna Karenina te encontraste en esta versión de la novela?

Se remonta a la adaptación que se hizo en Australia con la serie The Beautiful Lie, protagonizada por Sarah Snook. Eso fue algo que me atrajo mucho cuando me invitaron a este proyecto porque vi la serie. Fue un contenido que me agradó bastante porque tiene un gran manejo de dirección, de realización, y quise asumir el reto basándome en esa serie, pero siempre tomando en cuenta el texto original de León Tolstói.

Por supuesto, como toda adaptación, yo quería darle una personalidad con mi estilo y con base en una actriz como Kate del Castillo, que es la protagonista. Con ella quería lograr una versión más profunda y que se notara un trabajo distinto de su parte con relación a lo que ha hecho antes.

Tuviste el reto de dirigir a Kate del Castillo, una actriz que sigue siendo la reina del sur para mucha gente. Acá era llevarla a otro plano emocional y con un personaje un poco más común. ¿Cómo fue dirigirla?

En su inquietud por producir y buscar proyectos que le impliquen retarse a sí misma, ella tuvo el tino de elegir una pieza muy sensible, muy delicada y muy profunda para hacer un personaje que debe entrar en territorios oscuros de su psique. Se debía resquebrajar, romperse. Tenía que enfrentar dragones externos e internos que la llevan a ser vulnerable, a sentirse confundida sobre no poder discernir la realidad y cuestionarse dónde estaba parada en su lado más humano. 

Kate es una mujer que ha sufrido y ha sobrevivido a situaciones muy duras en su vida, situaciones que ha enfrentado con mucha entereza. Sabe lo que es estar en la oscuridad que cualquier persona vive y sufre por motivos densos. Eso debíamos trasladarlo a la figura de una clavadista olímpica, es decir, una atleta que en su proceso deportivo también debió lidiar con varias cosas. No cualquiera gana una medalla de oro, pero ¿qué hay detrás? 

El título de la serie es en sí una afrenta contra un pensamiento que se quiere imponer en estos tiempos. ¿Cuál? El de ser feliz 24/7, vibrar alto sin permiso para venirse abajo y no cometer errores. Es válido caerse, chocar con nuestros demonios. ¿Cómo le entras a esos temas de melodrama como director?

En las redes sociales, por ejemplo, hemos visto linchamientos terribles y la gente no asume la responsabilidad de lo que dice. Al no existir esa responsabilidad, hay cosas que pueden terminar muy mal. Lo digo con relación a aquellas personas que expresan sentirse mal por alguna u otra razón y de inmediato es atacada como si estuviera prohibido sentirse así. En ese aspecto, esta serie la planteo como si fuera un espejo de esos males que tenemos como sociedad con relación al otro.

Quise plantear el dilema de que el público se cuestione si ella (el personaje de Kate del Castillo) está mal o si realmente somos nosotros quienes vivimos en un error por juzgar a una figura pública en las decisiones que toma para su vida. Otro aspecto que quise abordar es el prejuicio que puede existir con relación al género, es decir, porque no reaccionamos igual a cuando una cosa la hace un hombre que cuando la hace una mujer. Actuamos diferente. De alguna u otra manera, Tolstói lo plantea en su novela, pero es demasiado triste que en pleno siglo XXI sigamos comportándonos así.

Un elemento interesante para mí como director es la convergencia del trauma del personaje con el trauma del actor, en este caso de la actriz. La idea es que se aprovechen uno del otro para después ficcionarlo. Jamás será un propósito que los actores se lastimen. Por el contrario, ese dolor lo transfieren a su papel para que se ayuden a sanar, a quitarse esas cargas de encima. Con Kate hicimos un trabajo muy profundo con el cual ella cooperó bastante, y eso se agradece porque no es tan sencillo que una actriz o un actor se abra a ejercicios así.

En tu consideración, ¿qué tan actual y universal es Anna Karenina en la actualidad? ¿Cómo encaja en nosotros como latinos?

Al hacer nuestra traducción al universo mexicano, me parece que sigue siendo muy universal. Es una serie que puede identificarse con cualquier otro país porque mantiene la esencia de la novela. Continúa siendo relevante el libro por el hecho de vernos en un espejo que refleja nuestras broncas familiares, nuestra postura ante la infidelidad, la desgracia, el amor. 

Si lo aterrizamos a nuestra actualidad, bien podríamos preguntarnos si el matrimonio es tan factible como antes. ¿Estamos hechos para convivir con una misma persona por más de 15 años? ¿Será que las nuevas generaciones tienen razón al establecer los vínculos afectivos con otras formas de unión? Anna Karenina también puede discutirse en nuestra modernidad.