En México, más allá de un empujón a la tristeza, una ruptura amorosa es invitación al desahogo festivo entre copas y canciones para recolectar los pedazos del corazón roto. Llorar se hace en compañía de amigos, con algunos tragos de por medio y, sobre todo, cantando. Porque si se va a sufrir, lo mejor es hacerlo contento.

Las canciones predilectas para deprimirse de buenas son las rancheras, norteñas y de banda. Un amplio repertorio de intérpretes son elegidos para transitar hacia la aceptación y resignación de que la persona que se amó es asunto del pasado, sin embargo presente como detonante para desgarrarse el alma entre cerveza, tequila o mezcal.

 

Durante las últimas dos décadas, Rata de dos patas, en voz de Paquita la del barrio, se ha convertido en una canción infaltable para el momento de expresar ira, coraje y rencor por el desamor. 

Cada verso es entonado con desprecio, con la convicción de que cada letra se la merece aquella persona que antes era encanto, dulzura y cariño. En caso de que la infidelidad haya sido motivo de la separación, la garganta se afina rasposa para cantarla -según como debe ser- con odio.

Pero, ¿es Rata de dos patas una canción de desamor? Hasta la fecha se cree que es así. No obstante, su origen nada tiene que ver con divorcios y cortones, aunque sí con desilusiones, específicamente políticas. 

 

Su autor, Manuel Eduardo Toscano, la escribió y la compuso para poder externar de manera sigilosa su crítica hacia Carlos Salinas de Gortari, presidente de México de 1988 a 1994. Era la única forma de hacerlo sin que se notara su postura directa hacia la gestión del mandatario, que llegó al poder envuelto en sospechas por la famosa “caída del sistema” y  se fue dejando al país en una severa crisis económica.

El título de la canción hace alusión al argot con que se le conoce a los personajes de la clase política y funcionarios públicos. Basada en Salinas de Gortari, la letra también sirve para referir a representantes del poder legislativo; diputados y senadores son percibidos por la población como figuras que ocupan su cargo para enriquecerse a costa del pueblo.

Paquita la del barrio desconocía la verdadera motivación de Rata de dos patas, lo que fue favorable para ella, quien al considerar que se trataba de versos dedicados a una expareja le puso su toque para que se convirtiera en un himno del corazón hecho trizas. 

Y es con esa canción es imposible huir: provoca que cualquier persona herida tenga en mente a alguien para dedicársela. En caso de que el corazón se mantenga intacto al desamor, su entonación de enojo bien puede tener otros destinatarios.