En Kung Fu Panda 4, de Dreamworks, Po, quien se convertirá en el Maestro Espiritual del Valle de la Paz, busca a su sucesor como el nuevo Guerrero Dragón. Esto mientras lucha contra una nueva enemiga llamada La Camaleona.

Con el nivel de cariño que el público tiene por la saga y lo que eso ha implicado en materia de taquilla, al proclamarla como una de las franquicias animadas más exitosas de la historia, con más de 1.300 millones de dólares recaudados; Kung Fu Panda 4 tenía la compleja tarea de estar a la altura. Despejar la incertidumbre ante tal inquietud es fácil, porque la nueva película cumple y excede las expectativas; esto en tiempos en que es difícil creer en las buenas secuelas.

Partiendo porque se trata de una entretenida aventura que explora una desconocida faceta del personaje cuya voz original es de Jack Black. Po enfrenta un desafío encarnado en una villana que además es cambiaformas, volviéndose algunos de los peores enemigos del Guerrero Dragón.

Las intenciones de La Camaleona quedan expuestas fugazmente, y quizás ni se recuerden cuando concluya la película, pero es su garbo, su ímpetu, su nivel de magnetismo el que la hace atractiva. Además, se plantea como una fuerza antagonista que siempre va un paso antes que el héroe, que le provoca inseguridades a Po, lo que hace más interesante el ver cómo se resolverá el conflicto.

¿Cómo es Kung Fu Panda 4, la nueva película animada de Dreamworks?

Como es usual en esta saga, el enfrentamiento con la villana de turno no es un proceso vacío o carente de sentido. Si en las películas anteriores se vio cómo Po debía creer en sí mismo o encontrar la paz interior para evolucionar y convertirse en el combatiente inspirador que conocemos hoy; en la cuarta entrega el protagonista debe cultivar una nueva faceta y descubrir cómo impartir sabiduría. Esto, no sólo porque debe reemplazar a Oogway como el Maestro Espiritual del Valle de la Paz, sino que por lo mismo y en consecuencia debe encontrar a su sucesor como Guerrero Dragón.

La gente cambia, supera traumas, corrige errores y descubre que es capaz de conquistar las dificultades que le propone la vida. Como siempre, hay un mensaje sincero, positivo, que pone sobre la mesa los pro y los contra de las decisiones en el crecimiento y el desarrollo de las personalidades. La película una vez más triunfa en ese aspecto, sobre todo cuando ponen en el centro de la historia junto a Po a la zorra Zhen. Ella es la que dará los matices a la exploración que se hace aquí. Porque la vida no es blanco y negro, sino una variedad de tonalidades de grises.

La producción abre así las puertas hacia un nuevo viaje, nuevos personajes y nuevas locaciones que expanden el universo de Kung Fu Panda, con una colorida y amplia variedad de formas. La animación luce realmente hermosa a la vista del espectador, con detalladas texturas y una paleta cromática que sólo alimenta las emociones y el desarrollo de la trama.

Existen momentos simplemente notables como la persecución a través de Ciudad Junipero, con el cover de Steve Mazzaro y Hans Zimmer para Crazy Train, de Ozzy Osbourne. O el combate final, cuya dinámica sin duda está inspirada por el animé, en cuanto a su magnitud y dinámica. No hay duda de que el desarrollo técnico ha acompañado a la franquicia y la hace lucir, impactantemente, cada vez más bella.

Kung Fu Panda 4 sale ganando en todos los frentes. Tiene una historia con elocuente mensaje, visuales atractivas, personajes entrañables, música emocionante, una villana carismática y 94 minutos de pura entretención sin parar. (Mención especial para el cover que hizo Tenacious D, la banda de Jack Black, para Baby, One More Time, de Britney Spears, y que suena durante los créditos de la película.)