Exhibido en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2021, el cortometraje Manchester Acatitla resultó ser uno de los nominados al Ariel 2022 dentro de la categoría de Mejor Cortometraje de Ficción. De esta manera, luego de la profesionalización de la Liga MX Femenil en 2017, el futbol femenil nacional se ve representado por primera vez en el cine.

Sin una cancha como escenario, incluso sin un balón como elemento narrativo, la directora Selma Cervantes depositó su trama en los riesgos que corren las chicas que se trasladan en transporte público de su casa al partido y viceversa. Canaliza su intención hacia las jóvenes que radican en la periferia de Ciudad de México y no tienen otra alternativa que trasladarse en combi de un sitio a otro porque es el único medio posible y accesible para hacerlo.

 

A la par de mostrar esa situación que sortean cientos de mujeres que anhelan convertirse en profesionales del futbol, o bien pertenecer a un equipo en el que se sienten arropadas para olvidar por un momento los conflictos en la familia, el cortometraje hace hincapié punzante en un delito que se castiga poco y se comete en demasía: el acoso sexual.

En Spoiler quisimos conversar con la joven directora para ahondar en su cortometraje y en los motivos que tuvo para entrelazar futbol femenil, visibilidad de la periferia y denuncia contra un peligro frecuente que corre la mujer que habita en las inmediaciones de la capital mexicana.
 

Entrevista con Selma Cervantes, directora de Manchester Acatitla

¿Cómo te enteras de la nominación y qué sensación tuviste?

Estaba sola en mi casa. Para mí fue una sorpresa saberlo porque en verdad no pensé que fuera a pasar. Me llamó una de las actrices del corto, Ana Sofía Gatica, para felicitarme. Empezamos a llorar juntas porque no creíamos que ese trabajo iba a ser visto y valorado por mucha gente dentro de la industria. Fue sorpresivo también porque hubo muy buenos cortometrajes en competencia.

¿Qué significa para ti esta nominación? ¿Te cambia en algo?

Trato de mantener los pies en la tierra. Claro que me da gusto y lo tomo como un logro personal como directora, pero es un trabajo en equipo que todo el crew merece celebrar. Su trabajo ha sido visto, es apreciado, y sin ellos esto no hubiera sido posible. Me alegra que el apoyo recibido y su esfuerzo por contar una historia desde el punto de vista femenino sea recompensado con una nominación.

En lo personal, mi currículum todavía no es el que muchos desearían ver, sin embargo ya avancé en mis objetivos. Lo que realmente cambia en mí es la confianza que me valida como Selma Cervantes en su sueño por ser directora. Hacer cine es muy difícil, es una carrera de largo aguante. Estar nominada me empuja a continuar, a confirmar que esto es lo que quiero hacer. Me anima a tomar las riendas de emprender mis propios proyectos y no estar esperando a que toquen la puerta, sino abrirlas yo misma.

Como futbolero que soy, me agradó ver nominado un contenido que conecta su historia con el balón, en este caso con el futbol femenil.

Era muy importante para mí contar una historia ligada al futbol. Cuando estudiaba cine hubo un Mundial femenil, fue en 2011. En esa Copa del Mundo, México empató contra Inglaterra con gol de Mónica Ocampo. En ese equipo estaban Nayeli Rangel, Maribel Domínguez, Charlyn Corral. Ese partido en particular, y esas jugadoras, me emocionaron demasiado por ver lo lejos que se podía llegar en un deporte que se cree exclusivo de hombres.

Si bien es cierto que son dos cosas diferentes, el futbol y el cine se asemejan en disciplina, constancia y esfuerzo. Al ser estudiante en ese momento, me motivó verlas porque lo tomé como un mensaje femenino poderoso, es decir, que yo como mujer iba a llegar lejos para poder contar historias a través de la cámara. En Manchester Acatitla cuento algo del día a día que vivimos la gente que habita en la periferia, pero quise construirlo a partir del futbol porque era mi pequeño acto de amor a aquel Mundial y a esa generación de jugadoras. Llegar ahí no fue fácil. En ese sentido, analizándolo ahora, es hasta metafórico el cortometraje porque representa el duro camino que se transitó para estar ahí. Las mujeres hemos tenido que atravesar trayectos llenos de barreras para trascender en ámbitos dominados por el género masculino por décadas.

Pero ofrece otras lecturas para reflexionar. ¿Cuál es la más recurrente que te han comentado?

Me parece que la incertidumbre del regreso a casa. Vivimos con noticias diarias de personas que ya no vuelven después de ir a la escuela o a trabajar. Somos un país de gente sin retorno. Aterra imaginar que el día de mañana puedes ser tú.

Por otra parte, la secuencia de la combi. Debí reescribirla varias veces porque me causaba náusea. Es fuerte saber que muchas mujeres regresan a sus hogares violentadas por hombres en la vía pública o el transporte público. Vuelven a casa, sí, ¡pero a qué costo! Ese es otro tema que me han mencionado. Hay chicas que se sienten identificadas porque lo han sufrido. 

También me han comentado sobre el tema de los contenidos con historias de barrio. Dicen que el corto sí se siente auténtico, hecho por alguien que conoce la vida barrial. Y es que hay producciones que cuentan tramas barriales que son escritas por creadores que no tienen conocimiento del lenguaje, lugares, ritmo de vida y cultura en un barrio. Se lo imaginan, o recurren al cliché. En vez de acercarse a esos rincones y su población, lo idealizan. Yo, al ser habitante de la periferia, sé lo que pasa ahí. 

El cortometraje, abrazándose al futbol, es una ventana que se abre y nos introduce a la periferia de Ciudad de México, una zona que sabemos que existe pero no le prestamos atención.

Yo crecí en Santa Martha Acatitla. Para mí era importante poner a este lugar como atmósfera cinematográfica y no tanto contar una historia. Quería hacer visible a la periferia. Por eso decidí grabar allí mismo, en mi colonia, en mi casa. Hice que el crew se empapara de ese ambiente, que supiera cómo es nuestra vida y descubrieran realmente lo que significa pertenecer o ser de un barrio de la periferia. Todo el corto se hizo en estado puro de atmósfera barrial, con el espíritu de lo que es Acatitla. 

Sobre la figura de la combi, primero decir que hay puntos de la ciudad que son muy frágiles ante ciertas situaciones, tal es el caso del acoso sexual a mujeres en el transporte público. Eso tiene que ver con el hecho de que la regulación y actualización del transporte en la periferia es completamente distinto al de zonas céntricas urbanas. A eso sumemos la deficiencia del alumbrado público, que es inexistente en varias calles y colonias.

El guion de Manchester Acatitla parte de una experiencia propia. Sé lo que es tener en la combi a tu tercer transporte del día después de andar en metro y metrobús. No conforme con eso, luego debía caminar llena de miedo por calles oscuras donde no sabías qué podía pasarte. Afortunadamente no sufrí hechos traumáticos como sí los han padecido otras mujeres. Por ellas es que también deseaba mostrar ese lado de la periferia y los peligros que enfrentamos.

En México se ha abusado de la comedia para hacer ficciones sobre futbol. Tú te fuiste por un melodrama y es irruptivo que lo hayas hecho. Lo hiciste, además, en un contexto de auge del futbol femenil en México. ¿Seguirás contando historias conectadas al balón?

Me encantaría. Como futbolera que soy, viendo todo lo que ha logrado el futbol femenil con la profesionalización de la Liga MX Femenil, hay historias que se pueden contar desde el cine. No precisamente tienen que ser sobre las propias futbolistas o entrenadoras. Hay entornos donde una pelota tiene un contexto especial. No es lo mismo soñar con ser jugadora en una región de violencia y sin canchas para entrenar que en una urbe donde sí las hay pero no tienes dinero para pagar el arbitraje. Hay una serie de conflictos que se pueden recrear en una ficción.

¿Continuarás con la periferia como escenario de tus historias?

Mi propósito es seguir explorando universos femeninos. Si son de la periferia, ¡qué mejor! No me cierro a distintos panoramas, siempre y cuando la representación femenina sea medular en mi trabajo. Las nuevas generaciones tenemos mucho por contar y cuestionarnos respecto a lo que vivieron nuestras antecesoras, así como lo que estamos viviendo. Tenemos que hablar por ellas y por nosotras.