Gracias a Point Break y Máxima Velocidad, Keanu Reeves se convirtió en un ícono de acción. Después de estas producciones le llegaron grandes oportunidades pero, sin duda alguna, la más importante de toda fue la que lo ligó de por vida a Matrix. Gracias a su rol como Neo se convirtió en una celebridad de primera línea y un héroe de acción con todas las letras que hoy se divierte de la mano de la gran saga de Chad Stahelski, John Wick.

A pesar de ser uno de los actores mejor pagados de todo Hollywood, Keanu Reeves se hizo particularmente conocido en el ambiente por los bajos salarios que percibe. Se dice que entre la década del 90 y los últimos años no recibió grandes aumentos. Esto, por supuesto, no le impidió ser millonario y todo tiene que ver con una gran idea que aplicó en cada uno de sus contratos.

Como suelen hacer varios actores, Keanu Reeves firma cláusulas que le permiten quedarse con parte de lo recaudado por sus películas en la taquilla. De acuerdo a Variety, gracias a Matrix recaudó más de 200 millones de dólares gracias a los tickets que cortaron las películas. Un acuerdo similar ocurrió con la cuarta película que llegará a fin de año: se reportó que Keanu firmó un contrato por entre 12 y 14 millones de dólares, que son casi similares a los 10 que recibió por hacer la primera película en la década del 90.

La generosidad de Keanu Reeves

Por más que los salarios de Keanu Reeves sean por millones y que sus ganancias se multipliquen todavía más, a Keanu no le importa tanto el dinero. De acuerdo a los reportes de la época, cuando hizo El Abogado del Diablo acordó una reducción de su salario para que la película pudiera contratar a Al Pacino. También se sabe que rechazó ser parte de Máxima Velocidad 2, aún cuando le ofrecieron 12 millones de dólares y, según Wall Street Journal, repartió parte de sus ganacias por Matrix entre los trabajadores de efectos especiales y vestuario de la película que, a su criterio, no habían sido compensados correctamente.

El protagonista de John Wick se mantiene al margen de la vorágine en la que se ven envueltas las figuras de Hollywood como The Rock, por mencionar uno de los casos más emblemáticos. Por eso no suelen conocerse tanto sus gestos de generosidad. En John Wick 2, por ejemplo, se sabe que el actor alquiló una pista de carreras, equipos y motocicletas, e invitó a sus amigos y algunos de los trabajadores del set del film para disfrutar de un día a pura velocidad. Quien contó esto fue Jeremy Fry, uno de los dobles de riesgo de la película de Chad Stahelski, sin poder creer que había sido parte de esa aventura.