No es requisito ser futbolero para detener el control de la pantalla en el documental de Pelé al ver los nuevos contenidos de Netflix. Basta con ser curioso para animarse a saber quién es el hombre al que durante más de seis décadas millones de personas han considerado el mejor futbolista de todos los tiempos y le llaman ‘el Rey’.

A diferencia de otros deportistas y atletas encumbrados a su mismo nivel, Edson Arantes do Nascimento ha trascendido su fama sin escándalos ni confrontaciones por sus convicciones o forma de ser. Su leyenda ha transcurrido sin los contrastes que poseen otras figuras de la historia deportiva que incluso son más recordados por sus conductas que por sus logros, tales son los casos de Muhammad Ali y Diego Armando Maradona. 

Pero Pelé eligió conducirse de esa manera, por lo que no se le debe juzgar por su elección. Sin embargo, eso no lo margina de ser un individuo con contradicciones, como cualquier otro, y que lo plasma el documental como el humano que es y quiso ser en su tiempo con base en los momentos históricos que le han tocado vivir.

El síndrome de perro callejero

El impacto del Maracanazo fue un golpe psicológico difícil de sobreponer. El pueblo brasileño asumió esa derrota como una caída social. Sumergidos en la tristeza, resignados a un panorama sin alegrías, sus habitantes encontraron como terapia momentánea descargar su frustración con Moacir Barbosa, el arquero que recibió los goles de Uruguay en 1950. Lo culparon de hundir las emociones del país.

“Hizo olvidar el síndrome de perro callejero. Levantó el autoestima de los brasileños”, refieren en el documental acerca de Pelé cuando inició a figurar en Santos y la verdeamarela. La aparición del chico Edson Arantes do Nascimento en 1956 irrumpió en la depresión colectiva. Transformó la amargura en alegría por su naturaleza para jugar, que iba más allá de lo comprensible. No en balde el futbol es virtud en Brasil.

El color de piel

Con la clasificación de Brasil a la Copa del Mundo de Suecia 1958, Pelé, con 17 años de edad, supo por primera vez que existía algo más allá de su país. Llegó a Europa para competir en un universo que le resultaba fascinante precisamente por lo desconocido. Y el desconocimiento fue mutuo. 

¿Cómo recibieron los suecos a un joven cuyo color de piel era distinto al de ellos? Eso lo cuenta con una anécdota peculiar que ubica al espectador en el tema racial dentro de una nación de la que se hablaba poco en aquellos años.

La dictadura

¿Qué tan importante es para la sociedad que un ídolo y estrella del deporte se pronuncie sobre la situación política de su país? Es una respuesta que se desglosa a través de personas entrevistadas, como el expresidente Fernando Henrique Cardoso o el músico Gilberto Gil, así como la postura del propio Pelé.

A diferencia de legendarios futbolistas como el chileno Carlos Caszely, quien expresó abiertamente su rechazo a la dictadura chilena, Pelé fue reprochado por mantenerse al margen de lo que aconteció en Brasil bajo el régimen de Emilio Garrastazu Médici entre 1969 y 1974. 

La frustración

¿Cómo ha sido la evolución del futbol? Una arista para saberlo es la Copa del Mundo de Inglaterra ‘66. La única solución diseñada por selecciones europeas para detener a Pelé era la fuerza, el juego rudo.

A los genios del balón, aquellos que nacieron dotados para hacer de la pelota un instrumento de arte, se les trata de dos formas: dejarlos ser para admirarlos o detenerlos a patadas. En Inglaterra, Pelé fue humillado por los rivales al impedirle lo que más disfrutaba hacer: jugar. Cargó con esa depresión en los cuatro años posteriores.

Las relaciones afectivas

Idolatrar a un futbolista al grado de percibirlo como un ser inmaculado es un riesgo tanto para el aficionado como para el propio jugador. El desencanto derivado por una falla o una transgresión moral es la culminación de la idolatría, no hay vuelta atrás.

¿Se le puede perdonar a Pelé por haber tenido amoríos fuera de su matrimonio? ¿Acaso por ser Pelé pasa de largo la infidelidad? Eso lo determinará el espectador o aficionado cuando escuche a Edson Arantes do Nascimento comentándolo en el documental.