La inesperada llegada del coronavirus al mundo entero retrasó por completo el cronograma de grandes estrenos en el cine. Y Dune fue uno de los largometrajes que más lo sufrió. Sin embargo, lo cierto es que ahora la espera parece estar más cerca de terminar ya que tendrá su estreno el próximo mes de octubre. De hecho, el film protagonizado por Zendaya y Timothée Chalamet ha sido presentado esta semana en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

Dirigida por Denis Villeneuve, un experto en ciencia ficción conocido por películas como La Llegada y Blade Runner 2049, ha generado una gran expectativa en los cinéfilos de todo el mundo. ¿La razón? Bueno, no es un film como cualquier otro. Lo que sucede es que se trata de una segunda versión y la primera estuvo a cargo nada menos que de David Lynch. El excéntrico y prestigioso cineasta estadounidense es valorado por obras como Twin Peaks o Blue Velvet, pero no precisamente por Dune. Tal es así que al momento de su lanzamiento fue un verdadero fracaso.

No obstante, hay que decir que esto nunca es sinónimo de que una película sea mala, bueno, o casi nunca. Cientos de ejemplos hay de grandes películas devenidas en filmes de culto que cuando se estrenaron no fueron precisamente taquilleras como el caso de Taxi Driver o Pulp Fiction. No siempre se comprende en su completitud lo que una cinta expresa tan rápidamente. Pero, para ser honestos, no es lo que ocurre con Dune de David Lynch

Originalmente Dune es una novela homónima que el escritor Frank Herbert publicó en 1965. Unos 10 años después tras el éxito de la obra literaria comenzaron los intentos de llevarla al cine. Desde un primer momento la familia de Laurentiis estuvo interesada en hacer una adaptación cinematográfica, solo que ese proceso duró 9 años. El primer director de la película iba a ser Riddley Scott, quien estuvo a cargo de Blade Runner. Sin embargo, luego de la inesperada muerte de Herbert y desacuerdos con los productores en el guión, Scott dio un paso al costado.

¿La fallida obra de David Lynch?

Ya eran principios de los años 80 y los De Laurentiis no habían desistido de hacer una película de Dune, solo que ahora les quedaba muy poco tiempo para quedarse con los derechos de la obra, que casi expiraban. Pero se salieron con la suya. Universal Studios aprobó los guiones y tras algunas idas y venidas decidieron que David Lynch sería el director. 

Para ese entonces, Lynch, de 35 años, venía de dirigir El Hombre Elefante, película por la cual había sido nominado al Oscar como Mejor Director. Gracias a este film su carrera comenzó a tomar una clara notoriedad en Hollywood que supo destacar por su estilo innovador y surrealista poco visto hasta el momento. Tal vez eso fue lo que más llamó la atención de Raffaella De Laurenttis, hija de Dino, quien enseguida le propuso ser el director de Dune

A pesar de no poseer cierto alto interés en la ciencia ficción, el joven Lynch aceptó la propuesta aunque sin imaginar que luego se convertiría en un completo fracaso. El guión lo desarrolló en conjunto con Eric Bergren por alrededor de 6 meses y hacia finales de 1982 comenzaron a filmar. Y tal vez ahí comenzaron los problemas. Es que el proyecto no tenía un fin concreto ni una identidad bien definida, entonces, mientras los productores tenían una idea sobre el film, Lynch y los guionistas otras, que, por cierto, no supieron combinarse en absoluto. 

La sinopsis de la película cuenta que la familia Atreides debe hacerse cargo de la explotación del planeta Arrakis, conocido como Dune y antes gobernado por los Harkonen. Así se desata una intensa batalla entre ambos que es el centro de la historia. En cuanto al elenco, Lynch reunió a actores como Patrick Stewart, Francesca Annis, Leonardo Cimino, Kyle MacLachlan y hasta al líder de The Police, Sting, para el film. 

Y hay más. El presupuesto total de Dune fue de más de 40 millones de dólares y recaudaron 10 millones menos, por lo que se la consideró una gran pérdida para el estudio cuando se estrenó. Y uno de los notables desajustes estuvo en el montaje, algo así como ocurrió con la primera entrega de Escuadrón Suicida, hace solo unos años. Aquí hubo claros cortes de escenas sin casi una estructura narrativa concreta. 

Así la Dune de David Lynch solo obtuvo algún que otro elogio por su sonido, efectos especiales y por la música de Brian Eno y la banda Toto, pero no mucho más que eso. Por fortuna, solo tres años después, Lynch logró reivindicarse con Blue Velvet y, de alguna manera, reconstruyó su nombre. Lo que sí está claro que nada quiere saber con Dune ya que afirmó que no verá la nueva versión de Villeneuve.