En 1995, el departamento de animación de Warner Bros. creyó que era momento de darle vida propia a dos de los personajes de una de sus series más populares. Animaniacs, creada por Tom Ruegger, se había vuelto una popular producción del estudio gracias a sus irreverentes protagonistas, pero dos ratones habían captado la atención de muchos. Pinky y Cerebro se convirtió en un spin-off que se extendió por tres años, hasta 1998.
En una entrevista con Spoiler, Ruegger habló sobre cómo fue que surgieron estos personajes. Si bien estuvieron inspirados en dos animadores de Warner Bros., Tom Minton y Eddie Fitzgerald, el guionista aclaró que una vez que cobraron vida, “ya no sonaban como ellos”. En este sentido, señaló: “Tom Minton no hablaba como Orson Welles y Edie Fitzgerald no tenía acento británico, ya no sonaban como ellos, pero tenían su esencia”. Además, reconoció que ninguno de los dos tuvo un problema con ser el origen de los personajes. “Les pareció divertido y que estaba bien”, contó.
El origen de la canción de Pinky y Cerebro
Ruegger contó que no tuvo muchos problemas en venderle la idea de Pinky y Cerebro a Steven Spielberg. El aclamado director era el productor ejecutivo de las caricaturas animadas de Warner Bros. Tiny Toons y le había pedido a Tom que pensara en un nuevo producto. Según recordó Ruegger, a Spielberg lo convenció de forma muy sencilla: “Son estos dos ratones que quieren conquistar al mundo, este un genio, este es un idiota, esta es la canción y la canté. Así se lo presenté a Steven y me dijo: ‘Vendido’”.
Entonces, develó uno de los mayores misterios detrás de su creación: el nacimiento del famoso opening que prácticamente todo el mundo sabe cantar de memoria. “Tomaba una canción que todos conocíamos y reescribía su letra, así que reescribí ‘Singing in the rain’”, develó Ruegger. Bajo estas líneas puedes ver a Tom cantando la versión que inspiró al opening.
¿De dónde sacaban las ideas para conquistar al mundo Pinky y Cerebro?
Uno de los puntos más importantes en la trama de Pinky y Cerebro eran los planes que daban pie a cada episodio, mediante los cuales Cerebro buscaba conquistar al mundo. Lo que puede sonar como un villano de cualquier película de James Bond, para Ruegger tenía otro trasfondo: “Están locos. No sé cómo estos dos ratones piensan que esos planes pueden funcionar. Pero tienen buenas intenciones. Cerebro no es un ratón horrible. Ve las fallas del mundo y cree que puede arreglarlo, y que todos los demás se meten en su camino”.
El origen de cada uno de los proyectos de estos roedores tuvo su génesis en los dos primeros episodios con los que definieron el concepto y a sus personajes. Tom contó que al venderle la idea a Steven Spielberg no le dio demasiados detalles, y esto les permitió “divertirnos mucho mientras los desarrollamos”. Peter Hastings coeescribió con él los dos primeros capítulos pero rápidamente se agotó y estuvo cerca de dar un paso al costado.
“Recuerdo que Peter Hastings vino para el segundo episodio y me dijo: ‘Creo que ya me cansé’. Le pregunté qué quería decir y dijo: ‘No sé qué más hacer con ellos’. Mi sugerencia en ese momento fue pensar algo visual, visualmente divertido”, aseveró Ruegger. Así puso como ejemplo los trajes gigantes de los que salían las pequeñas cabecitas de los ratones y definió el mantra de la serie: “Pensemos cosas visualmente divertidas y que eso nos lleve en estas aventuras”. Acto seguido, Hastings imaginó a Cerebro como un diminuto jockey en un gran caballo y, según Tom, eso “lo encendió” e hizo que quisiera continuar.
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