Verlo en películas como Colosio, el asesinato (2012), de Carlos Bolado, y González: falsos profetas (2014), de Christian Díaz Pardo, nos mostro un interés particular que tenía Harold Torres por participar en proyectos que le permitían explorar personajes con voz ante ciertos conflictos. No solamente era un actor, sino un individuo queriéndonos decir algo a partir de las historias en que se desenvolvía.

Hasta la fecha continúa ese interés, tanto en cine como en streaming. Transitar en estos dos universos de contenidos audiovisuales ha sido una especie de trampolín para Harold, quien con base en su talento ha conseguido hacerse querer por la cámara y las tramas en las cuales se desarrolla como histrión.

La pandemia trajo consigo un efecto positivo para el actor. Debido a su aparición en la exitosa serie ZeroZeroZero, de Prime Video, fue descubierto por un gran sector del público mexicano que no tenía conocimiento acerca de él, o que quizá le perdió la pista a lo largo de los años. Por otra parte, el público internacional depositó atención en su persona por la personificación del temible militar Manuel Contreras.

Su trabajo le ha abierto las puertas de la industria estadounidense. Bajo la dirección de Martin Campbell, realizador de títulos como Casino Royale y The Foreigner (El extranjero), Harold figura en el reparto estelar de Memory junto a Liam Neeson, Guy Pearce y Mónica Bellucci. Próximamente aparecerá en Silent Night, película de John Woo, director de filmes como Broken Arrow (Código: flecha rota) y Misión imposible 2. De eso y más platicamos con él en Spoiler.

Entrevista con Harold Torres

Tienes una carrera vasta en el cine y series, pero mucha gente comenzó a ubicarte a partir de tu personaje de Manuel Contreras, un militar alineado al narcotráfico, en ZeroZeroZero. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué repercusión tuvo este trabajo en ti?

Fue un proyecto muy importante. Sucedió en un tiempo poco común para todos, que fue la pandemia. Debido a que la gran mayoría de la población estuvimos confinados, muchos al no encontrar qué hacer se pusieron a ver contenidos por streaming. Eso favoreció demasiado para que se diera a conocer mi trabajo alrededor del mundo.

Vieron la serie en China, Rusia, varios países. Me llegaban mensajes que les había agradado mi personaje. También llegó a ojos de profesionales. Eso permitió que me invitaran a proyectos como Memory (Asesino sin memoria), supongo. De igual forma tiene que ver mucho la labor de mis mánagers. No fue tan sencillo llegar ahí. El trabajo de mis mánagers ha sido valioso porque han podido conseguirme posibilidades que antes no hubiera tenido.

Esa serie me ha originado estar en otras cosas que he hecho últimamente. Me da la impresión de que he tenido mucha fortuna por el tipo de personajes que abordo. Mucha gente esperaría que estuviera haciendo otro tipo de proyectos, pero sinceramente creo que todo se ha ido dando de la manera que más me gusta, que es con personajes de este calibre, como el de Manuel Contreras.

Tus personajes tienen la cualidad de involucrarse en historias con temáticas sociales independientemente de los géneros. ¿Cómo los eliges? ¿Qué es lo que te atrae para aceptarlos?

La verdad es que los proyectos me han escogido a mí. Hay unas cuestiones en las que no tengo ninguna posibilidad de decisión, como que me invite Martin Campbell a participar en Memory y mi personaje vaya en esa línea. O está el caso de John Woo, que también me invitó a participar en una película con una estética en la que yo no he trabajado.

Cada vez que puedo tomar decisiones que vayan cercanas a mis ideas, busco algo como ficciones interesantes que me llamen la atención por sus estructuras o cuestiones psicológicas. Los thrillers, por mencionarte otro género, me apasionan. Busco que lo que digan, su discurso, sea importante.

Para mí los personajes tienen repercusión en el sentido de entender que somos parte de una sociedad y en esta sociedad, que es la mexicana, tenemos muchas contradicciones y muchas cosas de las que debemos hablar. En Memory, la línea de mi personaje tiene interés en la sociedad con la cual vive. Hugo Márquez tiene esa misma conciencia que yo manejo, o que intento tener. Lo muestra al trabajar contra explotadores de personas en la frontera entre México y Estados Unidos.

¿Qué tanta libertad te concedió un director como Martin Campbell para poder trabajar tu personaje de Hugo Márquez?

De principio todo está bien definido en el guion de Darío Scardapane. Creo que eso es un gran mérito del director y del guionista. Pero sí hubo cambios. Se fueron acomodando muchas cosas durante el proceso porque Martin trabaja con lo que tiene enfrente. ¿Qué quiero decir? Llegado el momento de trabajar en el set, si las cosas no funcionaban se cambiaban. Afortunadamente todas mis escenas quedaron en la película, algo que no siempre sucede.

Soy un tipo muy clavado con mi labor, me interesa mucho hacer mi trabajo lo mejor posible. A veces puedo caer en la exageración. En ocasiones me gustaría ser como Bill Murray porque la técnica de relajación es positiva para el momento creativo. Sin embargo, mi proceso con Martin fue similar a lo que me atrae: buscar, buscar, buscar, trabajar, trabajar, trabajar y ver qué puede ser mejor. Hubo ese espacio de libertad porque se creó a la par del director la construcción de este personaje.

Este personaje, Hugo Márquez, viene de ciertos infiernos. Lo que se ve en pantalla, nos muestra de manera sutil de dónde viene él y eso era indispensable para la película. Se plasma cierto pasado de su historia porque lo cuenta en una escena, por lo menos en lo referente a esa parte de su vida. Vemos también a un hombre que no solamente tiene una necesidad de cumplir su encomienda, sino también una necesidad personal por dar con los responsables del problema que se combate.

La película nos muestra una sociedad igual a la nuestra, una sociedad hipócrita. Consideramos que lo interesante es obtener una palomita en redes sociales o cumplir con cuotas de moralidad, pero son aspectos superficiales. Memory retrata esta especie de hipocresía con la filantropía y que al final es un reflejo de nuestra sociedad. Lo observamos con un personaje que aparentemente es un modelo a seguir y después descubrimos que está muy sucio todo eso.

Me gusta que mi personaje transita en una historia que muestra ese lado y otros temas de nuestros tiempos, como los centros de arraigo donde separan a los niños de sus familias. Vemos al personaje de Guy Pearce, que es un agente del FBI, peleando todo el tiempo contra la policía de su propio país. Para un espectador que quiera ver la película para entretenerse, se va a entretener. Pero también hay elementos para profundizar y están puestos de buena manera, no están forzados. Ahí también hay libertad.

Tu personaje de Hugo Márquez no es un agente mexicano esporádico, con tendencia a beber y festivo, es decir, sin clichés que suelen emplearse para policías mexicanos en contenidos extranjeros. ¿Tú cómo lo sentiste?

Vivimos en una época en la que las cuotas son importantes para las cadenas. Lo digo desde el punto de vista de que deben cumplir con poner al prieto, al negro, al asiático, al gay y al mexicano. Lo que se debe hacer con este tipo de personajes es darles voz, permitirles contar lo que ellos quieren contar, y no adaptar todo para quedar bien con los demás bajo la presunción de ser inclusivo.

En el caso de Memory, el personaje de Hugo Márquez es mexicano, no está ahí por cumplir con alguna de estas cuotas, sino porque es mexicano y los problemas suceden en la frontera e incluyen historias que se relacionan con México. Yo fui el mexicano afortunado al que le tocó interpretar este papel. Mención aparte a Pam Dixon, la directora de casting que buscó a un mexicano y no a un actor de otra nacionalidad para personificar a un mexicano.

¿Qué tan fácil o difícil ha sido para ti el salto a la industria de Hollywood? ¿Es duro o sencillo acoplarse?

Considero que no hay grandes diferencias entre cómo se trabaja en Estados Unidos y cómo se trabaja en México. A nivel técnico es muy parecido. Algo a resaltar es que los papeles que he tenido a nivel internacional, los he hecho para producciones que ellos consideran independientes. Quizá lo que nosotros concebimos como algo muy grande en materia de producción, en otros lados es independiente.

Los campers de Liam Neeson y Guy Pearce fueron los mismos que usamos en México, me refiero al tamaño. A Taj Atwal y a mí nos dieron unos campers bien chidos, pero no eran monstruos de tres pisos con piscina en medio. Creo que dependiendo del peso que tenga el personaje en la historia es como te van a tratar.

Con Memory tenía temor y deposité bastante energía en un aspecto: el idioma inglés. Lo difícil de hablarlo no era cuando estábamos haciendo las tomas. Para mí lo complicado era el día a día de la jornada laboral, estar hablando inglés todo el tiempo. Por esa razón llegaba cansado, agotado al hotel. Eso fue lo más difícil.

Después de trabajar con Martin Campbell, ahora lo harás en Silent Night con John Woo, otro director reconocido dentro del género de acción.

Todavía no puedo decir mucho. Todo depende del resultado final de la película y comprobar si aparecí en ella. Lo que sí puedo decir es que es un privilegio trabajar con un director que admiro. Vi sus películas cuando inicié la carrera de actuación. Como participé en un cortometraje, el director me recomendó ver la filmografía de John Woo y me prestó algunas películas que no eran tan fáciles de conseguir. Quedé fascinado.

Después, gracias a Jorge Ayala Blanco, me tocó ver cine asiático. Sus formas de contar las historias y el manejo de ejes eran diferentes a lo que nosotros conocíamos. Todo eso me impresionó. Conocí las estéticas de John Woo, son fabulosas. Recuerdo haber visto Face/Off (Contracara) y quedé maravillado, no sabía qué estaba pasando. ¡Estaba bien chingona la película!

Otra que recuerdo es la de Van Damme, Hard Target (Operación cacería). Verlo con su cabellera larga, en su moto, entre explosiones, me parecía espectacular. Así que estoy sumamente agradecido por haber llegado a Silent Night con Woo.