En los tiempos que corren, hablar de monarquías parece algo impensado, pero en Europa siguen más vigentes que nunca. Y, una de las más importantes es, sin dudas, la de Reino Unido. El trono, que está al mando de Isabel II hace ya 70 años, es todavía muy respetado en su país. Pero, quien supo marcar la historia propiamente dicha de los Windsor fue, ni más ni menos que Lady Di.

Nacida el 1 de julio de 1961 en Sandringham, Lady Di fue hija del Conde de Spencer, John VIII y Honorable Frances Roche. Aunque, más allá de ser una aristócrata, su vida cambió por completo cuando en el año 1977 conoció al Príncipe Carlos de Gales. El heredero al trono y primogénito de la Reina y Felipe de Edimburgo estaba en pareja con su hermana mayor, Lady Sarah quien fue la causante de presentarlos.

No obstante, no fue hasta 1980 cuando Lady Di se introdujo de manera definitiva en la monarquía británica. Después de entablar una tierna amistad con el Príncipe, terminó por emparejarse con él, comprometerse y, luego, casarse sin saber que esa sería su peor pesadilla. El 29 de julio de 1981 la Abadía de Westminster se vistió de blanco para recibir a los Príncipes de Gales en el día de su boda.

Aunque, el matrimonio no duró más que once años ya que en 1992 se confirmó la separación oficial de ambos para que, luego, en 1995 se hiciera efectivo su divorcio legal. Y, así, Lady Di comenzó una nueva vida alejada de la familia real, pero no del todo: sus dos hijos, William y Harry seguían siendo miembros senior de los Windsor. Por eso, su vínculo con Isabel II y hasta su exesposo, debía seguir siendo cordial.

Sin embargo, el 31 de agosto de 1997 cuando Diana comenzaba a rehacer su vida y parecía, al menos ante los medios, volver a sonreír, una noticia sacudió al mundo. En París, Francia, la Princesa sufrió un accidente automovilístico junto a su pareja, Dodi Al Fayed y su chofer, Henri Paul. Y, bajo la mirada atenta de todo Inglaterra, el Palacio de Buckingham confirmó que la madre de William y Harry no pudo ser salvada.

Ya pasaron 24 años de aquél trágico acontecimiento, pero la ex duquesa de Cornualles sigue más vigente que nunca. En el recuerdo de los ingleses, en el recuerdo de Europa y del mundo: pues ella, fue la única que supo desafiar todas las normas protocolares. Y, si bien en ese entonces, sus hijos no tenían más que 12 y 15 años son los que más recuerdan el legado que les dejó su madre ya que, siempre que tienen oportunidad, la homenajean.

Por eso, este día no podía ser la excepción. Luego de la increíble estatua descubierta en el día de su cumpleaños número 60, ahora los duques decidieron hacer lo propio, pero a la distancia.