Una película llegó en 2001 y revolucionó la cultura pop. Se trata de Harry Potter y la Piedra Filosofal, que se convertiría en la primera de una serie cinematográfica de un total de ocho cintas basadas en las novelas juveniles escritas por J.K. Rowling. Desde ese entonces, la historia del mago acumuló millones de fanáticos alrededor del mundo que día a día quieren saber más curiosidades sobre el rodaje de la saga. ¡Y hay un dato que solo ellos pudieron captar!
A lo largo de las ocho películas donde la fantasía es el principal atractivo, es habitual que las adaptaciones cuenten con algunos errores. Producidas por Warner Bros., Harry Potter llegó a la pantalla grande por primera vez al principio de este siglo, terminando de lanzarse el último largometraje –Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II– en 2011. De esta manera, los efectos especiales fueron adquiriendo año a año mayor complejidad.
Sin embargo, hay un pequeño detalle, casi imperceptible, en una de las piezas de la saga que podría haber sido evitado en post-producción si los creadores del film hubieran prestado tanta atención como los fans. Transcurre en una de las escenas en las que se practica Quidditch, un deporte ficticio que se lleva adelante en las escuelas de magia y, por supuesto, también en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
El primer partido lo vemos en Harry Potter y la Piedra Filosofal, en una escena donde la emoción y adrenalina consigue que los espectadores se vuelvan parte de esta historia. En este fragmento de la película, el personaje interpretado por Daniel Racliffe queda pendiendo de su escoba Nimbus 2000 por culpa de un hechizo del Profesor Quirrell. Mientras jugaba, casi cae al césped pero logró sostenerse de las manos de su mayor salvación.
Dos sogas sostienen a Harry Potter de la escoba (Warner Bros).
Quienes hayan prestado atención a la escena, lograrán reconocer que en ese momento olvidaron eliminar de la imagen las sogas que sostuvieron durante la grabación al actor. Es decir, desde los guantes de Harry, se ven dos cordones que lo aseguran al elemento del que no debe caer. Y aunque algunos aseguran que se trata de un detalle en el vestuario, al revisar el fragmento entero, es evidente que es nada menos que un error de edición.