Algo ha quedado en claro sobre Andrew Garfield: ¡es un increíble fan de Spider-Man! A pesar de que él mismo fue uno de los encargados de ponerse en la piel de Peter Parker, lo cierto es que disfruta tanto de las aventuras del Hombre Araña como cualquier otro seguidor del Universo Cinematográfico de Marvel. Tal es así, que él mismo reveló cómo se preparó para conseguir el papel mucho antes de que surgiera una oportunidad oficial.
Luego de que compartiera la pantalla de Spider-Man: No Way Home junto con su predecesor Tobey Maguire y el último Spidey, Tom Holland, el actor admitió que no tomó la decisión final de participar del film hasta no escuchar la opinión de sus colegas. Sobre todo, del mayor de ellos. En la primera entrevista en la que participó el trío, el nominado al Oscar por Tick, Tick… Boom! aseguró: “Esperé a ver qué haría Tobey, así que ahí noté que no tenía elección”.
Es que Andrew, por más de que sentía que se trataba de una intención pura y creativa, lo correcto era continuar con los pasos de su colega. “Lo sigo a Tobey hasta el fin del mundo”, había bromeado en ese entonces. Pero ahora, la afirmación se volvió más real que nunca. En diálogo con The Graham Norton Show admitió: “Si él lo haría, entonces yo tendría que hacerlo. Él es mi Spider-Man”.
Como tantos otros de su generación, Andrew Garfield creció con la primera trilogía de Sam Raimi y no fue hasta 2012 cuando finalmente consiguió darle vida a Peter Parker de la mano de Emma Stone como Gwen Stacy. De esta manera, sostuvo: “Practicaba sus frases frente al espejo cuando estaba en la escuela de teatro. Estaba muy drogado en ese entonces. Mi amigo, Terry McGinnis, me miraba y se reía a carcajadas. Me decía: ‘Nunca interpretarás a Spider-Man, Andy’”.
Entre risas, remarcó: “Y entonces aquí estamos”. Sus ensayos como joven estudiante de actuación dieron un resultado más que óptimo y hoy es una de las caras representativas del superhéroe. A continuación, recordó: “Nos hicimos amigos con Tobey y nos colamos en un cine en Los Ángeles el fin de semana del estreno. Solo éramos dos hombres blancos de mediana edad con gorras de béisbol y mascarillas”.