Hace algunos meses, El juego del calamar fue la sensación de Netflix, al punto de obligar a la plataforma a cambiar la forma de medir sus métricas. Es que, con el simple hecho de ver algunos minutos de una producción, la empresa ya la contabilizaba como vista y esto posicionó a esta producción por encima de otros tanques como Bridgerton, con 142 millones de cuentas únicas que vieron el drama coreano. Sin embargo, al hablar de horas reproducidas, la serie de Phoebe Dynevor y Regé-Jean Page volvía a la cima.

Pero este no fue el único cambio que aportó a la industria la serie de Corea del Sur, y el encargado de remarcarlo fue un especialista. Steven Spielberg, considerado el padre de los blockbusters gracias a producciones como Tiburón y Jurassic Park, es palabra más que autorizada para hablar del estado del mercado. En medio de los PGA, los premios que reconocen a los productores de Hollywood, opinó sobre el fenómeno de El juego del calamar.

El juego del calamar llegó y cambió la matemática por completo para nosotros”, aseguró Spielberg, quien además se encargó de agradecerle personalmente al CEO de Netflix, Ted Sarandos, que estaba entre el público presente. “Hace mucho tiempo, eran las estrellas domésticas las que llevaban al público al cine. Hoy, es interesante: gente desconocida puede protagonizar una miniserie completa, puede estar en una película”, aseveró.

La serie se estrenó a mediados de septiembre. (IMDb)

En este contexto, el realizador detrás de West side story destacó que todavía hay una parte importante que aportan las figuras reconocidas a nivel global. “Ellos necesitan un ancla”, continuó Spielberg, quien luego explicó que si se toma a una estrella conocida por la gente, “se la puede rodear de caras menos conocidas” para poder lograr un éxito en la pantalla grande.

El cambio de una era, iniciado por Netflix

Lo que dijo Spielberg lleva años discutiéndose. Lo que se conoce como la era dorada de la televisión, que llegó con shows como Los Soprano, Mad Men y Breaking bad, se potenció en términos de producción gracias a las plataformas. Antes, el prestigio estaba en el cine y era imposible ver a una figura como Arnold Schwarzenegger, por ejemplo, protagonizar una serie. Ahora, con el alcance que tienen las plataformas, muy superior a los cines, figuras como Julia Roberts (con Homecoming) o Nicole Kidman (Big Little Lies, The undoing) ya no tienen tantos problemas para firmar un contrato para hacer una serie.

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