Los beneficios de crear una serie con niños como protagonistas es que, al fin y al cabo, siempre generan ternura y empatía. Pero, hay algunos casos que se corren de este sencillo paso para mostrar otra mirada y eso sucede con Sweet Tooth. Desde la primera edición se nos presentan a estos niños híbridos acostumbrados a vivir al margen por temor intentando así jugar con la emoción y la sensibilidad del espectador.

Sin embargo, ahora, Netflix redobló la apuesta con la segunda temporada de Sweet Tooth. La serie regresó a la plataforma hoy 27 de abril y, si bien parte de dónde se quedó la primera: con Gus atrapado por el general Abbot junto a los otros híbridos, ahora se enfoca en la madurez y en la supervivencia. Y eso es, justamente, lo más fascinante que tienen estos nuevos episodios.

Con ese componente familiar, enmarcado a la perfección por la voz en off de James Brolin, y la relación que enmarcan los híbridos al sentirse parte de un mismo grupo mientras que en el afuera Grandote y Aimee buscan la manera de rescatarlos, Sweet Tooth mantiene su esencia. Pero, lo cierto es que ahora el libreto eleva el nivel de su historia con un fundamento del que nunca se corre: la búsqueda de la libertad.

No obstante, para esto, los protagonistas se enfrentan a peligros, a aventuras y a nuevas personas que lo cambian todo en su vida. Es allí, justamente, donde la serie consigue correrse del típico plano de ternura y empatía para con los personajes. A pesar de que, en todo momento, queda en evidencia que se trata de niños jugando a un maravilloso juego de aventuras, su trabajo en equipo es tan intenso que lleva a la serie a ser una de las mejores, hasta el momento, en el género de ficción.

Sweet Tooth volvió a Netflix. Foto: (Netflix)

Además, una de las mejores cosas que tiene Sweet Tooth, y la cual mantiene desde su primera parte, es que plasma dos realidades contrapuestas. Por un lado están esos momentos que enmarcan a Gus y sus acompañantes, por otro está el pasado, el inicio del virus y la realidad de Pajarita. Aunque, en esta temporada, explotan este movimiento mucho más para, por fin, resaltar la importancia del protagonista en la historia.

No obstante, esto no es todo, porque a pesar de que Sweet Tooth es, a nivel emocional y de guion una obra inmensa en el mundo de la series, también cuenta con una combinación que la hace ideal. Nuevamente la actuación de Christian Convery no pasa por alto, el intérprete de Gus, a pesar de su corta edad, sabe resaltar en todas sus escenas. De repente es un chico buscando su libertad, pero también sabe pasar a ser un nene de 9 años que simplemente se divierte.

Christian Convery brilló en Sweet Tooth 2. Foto: (Netflix)

Con el viaje personal de su personaje no sólo guía toda la trama, sino que además deja en evidencia que es un actor que tiene un futuro prometedor por delante. Además, por si esto fuera poco, en lo que a lo técnico se refiere, Sweet Tooth es un acierto en todo sentido. No sólo cuenta con el sonido acorde, sino también con su fotografía.

Los colores luminosos con los que siempre se plasmó en Netflix y que se mantienen en esta segunda temporada le dan ese toque de cuento, pero también saben combinar la iluminación para que, cuando sea necesario, enmarque su costado fantasioso, de aventura o de acción. Al mismo tiempo, las nuevas incorporaciones fueron lo que se necesitaba para que la historia pueda encarar un costado completamente distinto.

Los híbridos. Foto: (Netflix)

Es decir, con grandes actuaciones, una producción por detrás que se corre de lo típico de Netflix y un protagonista sublime, Sweet Tooth regresó por todo lo alto. Pero, lo más encantador de la serie es que no pierde el enfoque, aunque aún así sabe cómo hacer que los niños jueguen en una aventura y busquen la libertad al mismo tiempo.