Con distribución de A24, estudio que no suele fallar a la hora de elegir proyectos para llevar a la pantalla grande, este jueves llegará la nueva película de Alex Garland: Men. El director de Ex Machina y Devs se mete de lleno en una historia de terror que te dejará completamente desconcertado y pensando en lo que viste por días. Se trata de una producción que está encabezada casi en su totalidad por tan solo dos personajes que se reparten el tiempo en pantalla: Jessie Buckley (Pienso en el final) y Rory Kinnear (Years and years).
La historia de Men se centra en Harper (Buckley), una mujer que acaba de sufrir la muerte de su esposo, que decidió quitarse la vida. Por eso, Harper encuentra en un pequeño pueblo inglés una casa lo suficientemente grande como para tomarse unas vacaciones y despejarse un poco, e intentar sanar por su pérdida. Pronto, todo se convertirá en una pesadilla de la que hará lo imposible por salir.
Lejos de ser el mejor trabajo de Alex Garland, que había demostrado su capacidad como narrador “filosófico” con Ex Machina y Devs, Men es una producción que se destaca más por cómo muestra lo que quiere contar que por el jugo del relato en sí mismo. Por momentos torpe, se trata de una historia en donde la culpa y el intentar escapar de esa culpa son el motor para Harper, que hace lo imposible por esconderse de una verdad que se vuelve inevitable.
Lo más destacable de Men pasa por la construcción de climas, especialmente desde lo musical, en un film en donde la fotografía no llama tanto la atención como en otros de sus trabajos anteriores en los que compartió equipo con el director de fotografía, Rob Hardy. En cuanto al terror, lejos de buscar los sustos de sobresalto del cine mainstream de los últimos años, Men se apoya más en la incomodidad que genera sus distintas secuencias, con un tercer acto que puede volverse difícil de digerir para los más impresionables, especialmente por el body horror.
+La masculinidad tóxica en Men
Con un 69% de aprobación en Rotten Tomatoes, Men se ha vuelto una película muy debatida desde su llegada en algunos mercados del mundo. Además del terror que se destaca, hay quienes hablan de un mensaje en contra del patriarcado y la masculinidad tóxica que se presenta demasiado subrayado en la figura de Geoffrey y todos los personajes encarnados por Rory Kinnear. Si bien quien escribe no está tan convencido de esta postura, es justo destacar que esta interpretación también es posible dentro de esta historia que nos obliga a, cuanto menos, verla más de una vez para poder comprenderla de forma más plena.