Después de Rocky, Sylvester Stallone se convirtió en un sinónimo del cine acción y junto a Arnold Schwarzenegger dominaron la escena durante la década del 80 y parte del 90. Gracias al boxeador de Filadelfia le llegaron grandes oportunidades como la de Rambo (que también se convirtió en franquicia) o la más reciente The Expendables. Pero mucho antes de que se le abrieran las puertas en Hollywood tuvo que intentar una y otra vez antes de que le dieran la oportunidad.
En enero de 1977, Sylvester Stallone conversó con el periodista Barry Norman en una entrevista que se emitió a través de la BBC. Allí, contó cómo fue que transformó su lucha personal en una de las películas más importantes en la historia del cine. Gracias a Rocky, Stallone ingresó en el selecto grupo de artistas en el que están Charlie Chaplin y Orson Welles, nominados en un mismo año por la Academia tanto a Mejor Actor como a Mejor Guion.
De acuerdo a la visión de Stallone “en ese momento me parecía que las películas, por lo menos las que yo veía, estaban en su peor momento”. Así, destacó: “Todo era antisociedad, anticristo, anti gobierno, anti todo, y no había nadie a quien apoyar”. Por eso, pensó en un persona que pudiera generar empatía en el público, en alguien que no fuera visto como el favorito pero cuyas intenciones fueran buenas. Entonces, decidió convertirlo en un boxeador desconocido que tuviera una única chance a ser campeón.
Claro que esto también reflejó mucho de su propia pelea personal. En ese entonces, Stallone estaba casi en la quiebra y nadie quería producirle su proyecto. Sin embargo, nunca bajó los brazos: “Pensé que si me iba a hundir en la oscuridad profesional quería al menos tener la oportunidad de decirme, ‘bueno, al menos lo intentaste’”, contó, así como también destacó que “quería ver si podía fracasar” bajo sus “propias condiciones”. Para fortuna de los amantes del cine, su perseverancia triunfó y logró crear esta genial y popular saga.
La historia del perro de Sylvester Stallone
Durante su entrevista con Norman, Stallone señaló que los tiempos en los que escribió Rocky apremiaban y no estaba en su mejor momento económico: “Escribí el guion en tres días y medio solo porque sentía al lobo en la puerta”, aseguró. De hecho, se supo que tuvo que vender a su perro por un puñado de dólares para poder alimentar a su familia. Gracias a Rocky, Stallone logró tener dinero para recuperar a su can, aunque el negocio implicó una vuelta de tuerca impensada. La persona que le compró al animal le pidió 300 mil dólares, pero ante la negativa del actor accedió a dárselo a cambio de tener un pequeño cameo en la película. Con esta oferta sobre la mesa, Sylvester logró reencontrarse con su perro, quien también tuvo un papel en la producción y fue el inconfundible Butkus.
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