Hoy en día, prácticamente todas las películas que se estrenan en los cines vienen concebidas para convertirse en franquicias. La fórmula que se instaló definitivamente de la mano del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), con escenas postcréditos y la semilla plantada para nuevas historias se volvió la norma. Sonic 2 y Agentes 355 son algunas de las películas que se estrenaron este año y dejaron en evidencia la idea de continuar como sagas.

Tarantino en el set de Once upon a time… in Hollywood. (Getty)

Sin embargo, no todos los realizadores están dispuestos a dar el brazo a torcer y todavía piensan producciones que sean historias autoconclusivas. Después de todo, así fue como se forjó la industria hollywoodense originalmente y de esta forma trabajaron íconos del cine como Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick y Orson Welles, que jamás produjeron ni idearon una continuación para alguna de sus películas.

En la actualidad, todavía quedan realizadores que se mantienen al margen de esta idea, pero son los que muchas veces tienen problemas para conseguir financiación para sus historias y, todavía complicaciones más severas para encontrar espacio en la salas de cine. Basta pensar en lo que pasó con Martin Scorsese y The Irishman para entender lo que se dice: no solo tuvo que recurrir a Netflix y un lanzamiento en plataformas, sino que los pocos cines que eligieron darle espacio en sus instalaciones le dieron muy pocas funciones y la película solo recaudó 8 millones de dólares a nivel mundial.

Paul Thomas Anderson. (Getty)

Otros directores que tampoco escriben secuelas también sufren a la hora de encontrar estudios y cines para proyectar sus películas. El caso de Paul Thomas Anderson, con Licorice Pizza fue uno de los más recientes; hubo que agradecer que su proyección se realizara por más de una semana, a pesar de las pocas entradas vendidas. Ni hablar de realizadores como Spike Jonze, los hermanos Coen o Quentin Tarantino (Kill Bill en realidad se concibió como una película única y se dividió en dos), que a pesar de ser considerados “cool”, no suelen cortar muchos tickets en la taquilla y tampoco escriben secuelas.

Los directores que hicieron secuelas de otros

En la vereda opuesta a la de los directores mencionados aparecen los realizadores que no solo están de acuerdo con las secuelas sino que también aceptan continuar las historias que empezaron otros. Así se puede hacer mención a figuras como las de James Cameron (este año estrenará la segunda Avatar) que hizo la primera secuela de Alien, Irvin Kershner que dirigió El imperio contraataca y para muchos es la mejor versión de Star Wars, o el caso de Justin Lin, que llegó a Rápido y Furioso enTokyo Drift, dirigió hasta la sexta película de la franquicia y regresó en 2021 para hacer la novena y la décima (que estrenará el próximo año).

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