Apenas inició este 2023 y de inmediato se dio a conocer la realización de la edición 26 del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) del 20 al 30 de julio. Eso significa una buena noticia bajo la consideración de que la pandemia afectó a la industria cinematográfica e intervino en la forma de consumir contenidos por parte del público, lo que se traduce en una resistencia a retornar a las salas, o acudir a festivales.
Como uno de los festivales más relevantes en México, el GIFF continuará desarrollándose y reinventándose con las pautas que marca la actualidad pero sin descuidar su esencia. De igual manera celebra que cuatro productores mexicanos becados por el festival asistan al Rotterdam Lab del Festival Internacional de Cine de Rotterdam para capacitarse. Ellos son Paulina Villavicencio, Abril López, Fernanda Galindo y Daniel Lostaunau.
Para hablar de lo que es el GIFF rumbo a su nueva edición y el valor que tiene en la oferta cinematográfica nacional, así como en la labor periodística, en Spoiler conversamos con Sarah Hoch, su directora.
Entrevista con Sarah Hoch, directora del GIFF
Iniciar el año con el anuncio de una nueva edición del GIFF es una buena noticia porque cada vez es más difícil organizar y preservar un festival de cine. ¿Cómo llegan a la edición 26?
El año pasado hicimos una revisión especial sobre cómo ha cambiado el cine mexicano en los últimos 25 años. Consideramos que no solamente el cine nacional, sino que la industria cinematográfica mundial está en un turning point muy particular que lo sentimos en los festivales. Surgieron dos preguntas: dónde vemos cine y cómo vemos cine. Con el periodo pospandemia, mucha gente ha elegido la casa para ver películas. Esos son temas que reflexionamos y nos pusimos a generar ideas para reinventarnos en este nuevo periodo tras las modificaciones de consumo surgidas en la pandemia.
¿Qué cambios has notado o percibido en el público que acude a un festival de cine como el GIFF para ver contenidos distintos a los que encuentra en salas comerciales o plataformas?
Recuerdo que en 1997 habían muy pocas opciones para ver cine. En ese tiempo apenas veníamos saliendo de una crisis, las salas estaban en huelga y la producción era casi nula. Nosotros iniciamos aceptando contenidos en distintos formatos, algo que era tabú y mal visto en ese entonces. Pero eso permitió que hubiera un boom de cortometrajes para que después esos directores hicieran largometrajes. Tocamos la puerta para que se destinaran fondos a la producción y abrimos puertas para las coproducciones, es decir, buscar alianzas con otras industrias.
Con eso conseguimos que más público tuviera al alcance trabajos mexicanos y supieran qué se estaba haciendo. Fueron interesándose no solamente en largometrajes, sino también en cortometrajes y tiempo después en documentales. Luego vino un interés por ver producciones extranjeras que no llegaban a salas comerciales.
Hoy día, en pleno 2023, con la posibilidad de acceder a contenidos en diferentes plataformas, la aparición del coronavirus obligó a que el público se quedara en casa y optara por esa forma de consumo. Con la reactivación estamos enfrentándonos a ese tema, a saber cómo se reintegra ese público tanto a salas como a festivales.
Actualmente todavía hay un público que tiene la idea de que los festivales de cine son exclusivos para gente de la industria cinematográfica, o eventos en los cuales se exhiben puras películas “lentas”, “aburridas”, de tramas incomprensibles. ¿Cómo acercarlo al GIFF y descubra que no es así?
Siento que el público busca, además de una película, experiencias. Aunque se les ofrezca la oportunidad de interactuar con actores y de disfrutar una cerveza con los directores de las películas, actualmente eso no es suficiente. Y no es suficiente para llenar las salas de festivales.
En ese sentido, en el GIFF procuramos brindarle al espectador y a los asistentes esas experiencias. Por ejemplo, somos los primeros productores de realidad virtual en el país. Tenemos una sección de nuevas tecnologías para producción virtual. Para este año damos el paso a la inteligencia artificial, que es un tema que va a mover a la industria cinematográfica. Ya lo hace en áreas como diseño, arte, escritura. Estamos moviéndonos para saber hacia dónde se encaminan las audiencias.
Continuaremos brindando experiencias como ver cine en panteones, en espacios icónicos de Guanajuato que no son precisamente salas de cine, y eso es porque un festival también te permite la oportunidad de ser turista, es decir, de conocer lugares del lugar donde se lleva a cabo.
¿Qué papel juegan el periodismo y la crítica cinematográfica para alejar o acercar a esas audiencias? El mensaje periodístico y crítico es completamente distinto al que emana un influencer o un youtuber, por ejemplo. A final de cuentas también somos público.
Somos un festival de formación. Formamos críticos de cine y tenemos un espacio destinado para la crítica. En nuestro caso celebramos a la crítica y consideramos que es un vínculo especial entre la película y el público. El cine no se trata únicamente de llenar salas, o generar polémica en redes sociales.
Con relación a la crítica, nosotros le tenemos respeto porque los críticos nos han ayudado a formar jóvenes y talentos con ganas de escribir, principalmente crítica cinematográfica. También hay otros chicos que quieren escribir de forma responsable sobre cine, ya sea historias, crónicas o reportajes. Es allí donde entra el periodismo. Es parte vital de los festivales y para el propio público que busca ampliar su información o interés. Cubrir alfombras rojas tiene su encanto y hay un público al que le gusta enterarse de eso.
Tampoco hacemos menos a quienes generan contenido para redes porque es un nexo que conecta con temas como la moda o la música, así como con premieres de películas. Nada resta, todo suma para que sigamos vigentes sin descuidar nuestra visión.