Este año, grandes series se despidieron del púbico y emitieron sus episodios finales. Pero hay muchas de ellas que quedarán en la memoria al menos por un buen tiempo. Ejemplo perfecto es La Casa de Papel, la ficción española que publicó en dos partes su quinta y última temporada en Netflix y que dejó un sabor amargo para unos cuantos de sus fanáticos. Es que la historia resultó ser muy entretenida pero… ¿fue realmente una buena temporada?

El universo creado por Álex Pina continuará expandiéndose en el gigante del streaming. Así será con el próximo spin-off de Berlín (Pedro Alonso) y con la versión coreana de la serie que tendrá como protagonista a un actor de El Juego del Calamar. Sin embargo, la serie original anunció su cierre definitivo luego de cinco entregas que resultaron ser un fenómeno alrededor de todo el mundo. Y entre todas ellas, hubo una que fue la más floja y quedó en evidencia.

Se trata de la cuarta temporada de La Casa de Papel. ¿El motivo? En las primeras dos partes, la historia podría haber tenido su cierre asegurado. No obstante, al ser comprada por la N roja, se renovó y regresó a la plataforma con una tercera parte que innovó con nuevos personajes. Pero al pasar a una nueva edición, todo se tornó bastante repetitivo. Es cierto que tiene un punto a favor muy fuerte: sus personajes.

Incorporaciones como Palermo (Rodrigo de la Serna) o Sierra (Najwa Nimri) resultaron ser una excelente decisión gracias a su impecable interpretación. Pero el resto de los episodios, muestran más de lo mismo: el recurso de engañar al espectador se vuelve cotidiano, las locaciones son prácticamente iguales a las vistas anteriormente y solo algunos flashbacks aportan a la historia.

¡Alerta spoiler! Aunque la muerte de Nairobi (Alba Flores) no cayó bien a algunos fanáticos, sí impactó positivamente en la trama. No así el papel de Manila, la atracadora infiltrada entre los rehenes. A pesar de que el personaje de Belén Cuesta debía mantener al grupo bajo control, está muy desaprovechada. No solo se profundiza muy poco sobre su historia, sino que además se le pasan detalles muy importantes como que algunos de los secuestrados logran comunicarse con el exterior.

Entre otras de las situaciones que ella no logra controlar, se le escapa algo crucial: Arturito (Enrique Arce) abusa de una de las rehenes. Este aspecto también es negativo. Y es que este personaje aparecía como un hombre molesto  que tomaba malas decisiones. Sin embargo, a partir de esta escena, pierde su esencia completamente y demuestra que –en realidad- se trata de un monstruo y una persona repudiable. De esta manera, la cuarta temporada de La Casa de Papel expone que un enorme presupuesto no asegura calidad en la trama.

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